Es mediodía. Veo la iglesia abierta. Es preciso entrar. Madre de Jesucristo yo no vengo a rezar. No tengo nada que ofrecer ni nada que pedir. Vengo solamente, madre, para miraros. Miraros, llorar de felicidad, saber esto, Que soy vuestro hijo, y que aquí estáis. Solo por un momento mientras todo se detiene. Mediodía. Estar con vos, María, en el lugar en que estáis. No decir nada, pero solamente cantar porque se tiene el corazón colmado, Como el mirlo que sigue en idea en sus espacios de canciones repentinas. Porque eres bella, porque eres inmaculada, La mujer en la gracia al fin restituida. La criatura en su honor primero y en su final ensanchamiento, Tal como ha salido de Dios en la mañana de su esplendor original, Intacta, inefablemente porque eres la madre de Jesucristo. Que es la verdad entre vuestros brazos y la sola esperanza y el solo fruto. Porque eres la mujer, el Edén de la antigua ternura olvidada, Cuya mirada encuentra el corazón de súbito y hace brotar las lágrimas acumuladas. Porque me has salvado, porque has salvado a Francia, Porque ella también como yo, por vos, fue esta cosa en la que se piensa, Porque en la hora en que todo crujía, fue entonces que interviniste, Porque has salvado a la Francia, una vez más, Porque es mediodía, porque estamos en este día de hoy, Porque estás aquí para siempre, simplemente porque eres María, simplemente porque existes, ¡Madre de Jesucristo, recibid nuestras gracias!
Paul Claudel (1868-1955), La Vierge à midi, in “Letras”, nº 2, Santiago, 1930.
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Una promesa, una esperanza Basílica de la Madonna de Monte Bérico |
El Tirol: tesoro de Europa central Estando en Alemania, de viaje por Baviera, vi a algunos tiroleses. Aún conservo en la retina a un hombre, observado por mí en aquella ocasión, quincuagenario, usando un sombrerito medio verdoso, coronado por una pluma —lo cual indicaba que él estaba dispuesto a emprender alguna actividad atlética en el campo— vistiendo una ropa que nada tenía de deportiva, en el sentido actual del término, aunque era un traje de campo: un chaquetón pesado, de buena calidad, medias de lana gruesas, en fin, tejidos preciosos en cuanto a su duración. Se notaba que aquella vestimenta fue confeccionada para durar muchos años…... | |
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Refinamiento y especialidad de la culinaria francesa En Francia se realizan a cada momento congresos, conferencias, encuentros, exposiciones culinarias. Libros y artículos sobre este tema vienen a luz continuamente. La mesa está en el centro de la cultura del país... | |
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El Velo de la Verónica Una consulta que me formularon al respecto, despertó en mí una antigua curiosidad: ¿dónde está el Velo de la Verónica? ¿Se habrá salvado de las tempestades de la historia? Si está en algún lugar, ¿por qué no se habla de él?... |
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