Plinio Corrêa de Oliveira
VISITÉ EN COMPAÑÍA de unos amigos la catacumba de San Calixto, en Roma. Sus corredores estrechos dan la impresión de que sus dos paredes se encontrarán en lo alto, causando cierta sensación de asfixia. Por todas partes se veían sepulturas. Repentinamente nos deparamos con una capilla, sobre la cual filtraba un haz de luz. Era un recinto cuadrado, con dibujos pintados directamente sobre las paredes, representando de modo ingenuo escenas del Evangelio y del Antiguo Testamento. Había en el lugar un pequeño altar. El guía explicó: "Esta era una capilla, aquí se rezaba la misa". Allí eran sepultados los mártires. Tumbas que en la víspera estaban vacías eran ocupadas con los restos mortales de nuevos mártires, heroicamente rescatados de la arena del Coliseo. El cuerpo del mártir permanecía tirado en la arena, todo despedazado. Terminado el martirio, el pueblo se retiraba, y nadie más se preocupaba por él. Al anochecer, heroicos católicos —ellos mismos candidatos al martirio, pues, si eran descubiertos, serían martirizados— se escabullían hasta el Coliseo para recoger los restos mortales de los mártires. Envueltos en paños, eran furtivamente llevados hasta la entrada de la catacumba por un orificio abierto en el suelo.
Estos valientes cristianos, al llegar a la entrada hacían una señal. Desde dentro, una voz se oía: —¿Qué nos traes? —Los restos de fulano de tal. Inmediatamente, del fondo de la tierra se elevaba un cántico de triunfo. Otro hermano en la fe ha subido al cielo. Un hermano con quien, en la víspera, posiblemente ellos habían conversado. Y soportado padecimientos que muchos de los presentes habían presenciado. Podría ocurrir inesperadamente una inspección de la policía imperial en la catacumba. Algunos cristianos eran entonces apresados y llevados a sufrir también el martirio. A partir de ese instante, no verían más las catacumbas y no asistirían a la celebración del Santo Sacrificio de la Misa, mientras aguardaban el momento de ser despedazados por las fieras. ¡Al morir como mártires, subían directamente al cielo!
|
![]() “Yo ya he visto otros vientos y afrontado otras tempestades” |
![]() |
El Milagro del Sol:Un testigo presencial Llegó el 13 de octubre , llovía. Aparece un claro y vamos para allá. A medio camino el agua vino con fuerza y llegó al punto de que no había mantas ni sombreros que le hicieran frente. Pero nadie se desanimaba. Todos avanzaban... |
![]() |
Tolerancia e intolerancia III - El laicismo de los Estados robó a la sociedad moderna el “sentir de la Iglesia” Concluimos hoy los artículos sobre la tolerancia. ¿Hasta qué punto y de qué modo se puede o se debe tolerar? Ejemplos de tolerancia virtuosa y de tolerancia defectuosa... |
![]() |
Una investigación A lo largo de su vida Sorolla estuvo en estrecho contacto con un amplio número de personas cultas, entre ellas el Dr. Simarro, sobresaliente científico comprometido con la renovación de la medicina en España. Su laboratorio, en el número 5 de la calle General Oraa de Madrid, era verdadero centro de formación de investigadores... |
![]() |
San Andrés El ilustre abad de Solesmes, en Francia, Dom Próspero Guéranger, comenta que normalmente la fiesta de san Andrés, el día 30 de noviembre, es celebrada el primer domingo del tiempo de Adviento, comienzo del nuevo año litúrgico... |
![]() |
“Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” – I Después de escoger a san Pedro como primer Papa y jefe supremo de la Iglesia, Nuestro Señor Jesucristo rezó por él para que su fe no desfalleciera; y, “una vez convertido”, confirmara a sus hermanos... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino