La Palabra del Sacerdote ¿Podemos comulgar sin antes habernos confesado?

PREGUNTA

Desearía que me aclare el siguiente punto: ¿es verdad que el Concilio de Trento afirma que podemos comulgar sin habernos confesado?


RESPUESTA

María Antonieta, Reina de Francia que vivió en los aciagos días de la Revolución, recibe la Sagrada Eucaristía después de su inicua condenación, poco antes de ser guillotinada

El Concilio de Trento confirmó una doctrina constante en la Iglesia, de que para comulgar necesitamos tener la conciencia limpia de todo pecado mortal. Si el fiel está en ese caso, no necesita realmente confesarse antes de cada comunión. Pero si la conciencia lo acusa de alguna falta grave, debe previamente obtener el perdón de su pecado por medio de la Confesión sacramental. Porque como dice el Apóstol San Pablo, “cualquiera que comiere de este pan, o bebiere el cáliz del Señor indignamente, reo será del Cuerpo y de la Sangre del Señor. Por tanto, examínese a sí mismo el hombre; y de esta suerte coma de aquel pan y beba de aquel cáliz. Porque quien lo come y bebe indignamente, se traga y bebe su propia condenación, no haciendo discernimiento del Cuerpo del Señor” (I Cor. 11, 27-29).

Conforme lo manda la Santa Madre Iglesia, “todo fiel que haya llegado al uso de razón (a los siete años, o incluso antes) está obligado a confesar fielmente sus pecados graves al menos una vez al año” (canon 989). Pero eso es lo mínimo que se exige de todo cristiano. Un alma más fervorosa no se contentará con ello y se confesará, si fuese posible, todos los meses o hasta más a menudo, y aunque no haya cometido pecados mortales sino apenas veniales. Una confesión mensual, dígase de paso, es condición necesaria para ganar las indulgencias plenarias (una sola confesión basta para todos los actos premiados con esa indulgencia, practicados durante el mes).

No es pues, de buen espíritu minimizar la importancia de la Confesión sacramental. Pues ella nos ayuda a mantener el alma purificada incluso del pecado venial. Si bien que no haya obligación de confesar las faltas veniales, es recomendable que ellas sean incluidas en la Confesión (canon 988 § 2). E inclusive es necesario mencionar por lo menos una falta venial, para la validez del Sacramento, si tuviésemos la gracia de estar exentos de cualquier falta grave.

En estos tiempos en que el mundo entero está sumergido en el pecado, y hasta personas que se llaman católicas perdieron la noción del pecado, debemos volvernos apóstoles de la Confesión sacramental. Lamentablemente, sin embargo, ¡cuántas veces no encontramos comprensión y hasta buena voluntad de parte de sacerdotes que deberían ser solícitos en la administración de este Sacramento! De ocurrirnos aquella infelicidad —de no encontrar un confesor idóneo (hipótesis prevista por el citado Concilio de Trento, Sesión XIII, cap. VII, nº 880)— hagamos un acto de contrición perfecta (es decir, de arrepentimiento de nuestros pecados por puro amor de Dios, y no por el simple temor del infierno) con el firme propósito de jamás ofenderlo, y recuperaremos inmediatamente el estado de gracia, supuesto el propósito de confesarnos en la primera oportunidad. Pero en este caso —repito— el arrepentimiento debe ser por puro amor de Dios.

Antes de hacer la confesión, sin embargo, no nos es permitido acercamos al Sacramento de la Eucaristía, a no ser que ocurriese un caso de necesidad grave y urgente, conforme lo estipula el Código de Derecho Canónico (canon 916).

Tal vez a esto sea que se refiera, en último análisis, la pregunta del lector. Pero toda la cuestión de la contrición perfecta y de la necesidad grave y urgente exigiría un largo desdoblamiento, pues no es materia que comporte simplificaciones y relativismos. Recordemos la advertencia de San Pablo, arriba mencionada: “cualquiera que comiere de este pan, o bebiere el cáliz del Señor indignamente... se traga y bebe su propia condenación”.     



¿Por qué a la hora de la comunión no recibimos también la Sangre de Cristo? ¿Cuántas veces puedo comulgar en un mismo día?
¿Cuántas veces puedo comulgar en un mismo día?
¿Por qué a la hora de la comunión no recibimos también la Sangre de Cristo?



Tesoros de la Fe N°29 mayo 2004


María Auxiliadora
Fátima en una visión de conjunto María Auxiliadora Noveno artículo del Credo - V Creo en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos San Simón Stock ¿Por qué a la hora de la comunión no recibimos también la Sangre de Cristo? ¿Podemos comulgar sin antes habernos confesado? ¿Cuántas veces puedo comulgar en un mismo día?



 Artículos relacionados
Actual fragilidad de la institución familiar Tengo una duda: soy católica practicante, estaba alejada, pero estoy retornando a la comunión diaria. Reanudé todas las prácticas necesarias para estar de acuerdo con la Iglesia, como frecuentar misas, confesión, etc. Rezo el rosario a diario, pero tengo problemas en mi matrimonio. Estoy separada hace aproximadamente cuatro meses. Quisiera rehacer mi familia, pero mi esposo no tiene deseos de continuar el matrimonio...

Leer artículo

El sacramento de la Penitencia La contrición perfecta es un dolor de los pecados, que puede resultar del sentimiento del profundo desorden que el pecado introduce en nuestra alma, haciéndonos incompatibles con Dios. El aborrecimiento de los pecados en esas condiciones comporta un acto, al menos implícito, de amor a Dios, que se revela en el pedido explícito de perdón a Dios...

Leer artículo

Nuevos conceptos, viejas palabras: enamoramiento, noviazgo y matrimonio Quisiera saber si es posible casarme solamente por la Iglesia, sin hacerlo por lo civil. Pues mi novio no quiere por ningún motivo casarse, y pienso al menos convencerlo de casarnos por lo religioso, para que tengamos la bendición de Dios...

Leer artículo

La perfección del matrimonio Al leer una colección de «Vidas ejemplares» me he encontrado con… varias santas que se casaron y, de común acuerdo con sus esposos, practicaron el voto de castidad y jamás tuvieron relaciones conyugales. Sin embargo, me enseñaron que el sacramento del matrimonio se configura como tal con la consumación del acto, pues ambos serán una sola carne. Si eso no ocurre, el sacramento perdería su carácter. ¿Podría, por favor, aclarar mis dudas?...

Leer artículo

Matrimonio con disparidad de cultos Soy evangélica, tengo 18 años y nací en una familia evangélica. Mi enamorado tiene 18 años, es católico practicante y no quiere cambiar de religión. Yo tampoco quiero que lo haga, pues eso no interfiere nuestra relación. Sin embargo pensamos casarnos en un futuro. Él va a la iglesia católica los domingos, es líder del grupo del rosario de los varones, y no quiere quedarse sin comulgar...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×