Tranquilidad sobrenatural y oración a los pies del Niño Dios Plinio Corrêa de Oliveira LOS REYES MAGOS, de acuerdo con la tradición, vinieron de Oriente trayendo sus regalos para el Niño Jesús. Atrás de la Santísima Virgen aparecen un ángel, San José, santos y otras personas del Templo que el autor quiso representar. O tal vez sean personas que algún día en el futuro habrían de contemplar tal escena en espíritu y en oración. Llama la atención lo siguiente: uno de los reyes está adorando al Niño Jesús y besando sus pies. Los dos otros monarcas están tranquilos, complacidos en oración frente a la Virgen María y el Niño Dios, viendo a su compañero de viaje, a su hermano en la realeza, adorar al Divino Infante. Y están contentos con todo lo que ocurre, aguardando su turno. Pero sin impaciencia, con la tranquilidad y la serenidad medieval, que expresaba bien la presencia de Dios, el espíritu y la gracia divina en el alma de esos personajes. Inmediatamente detrás de los dos reyes, se nota a un hombre que está frenando o subyugando al camello, a fin de que este no cree problemas. Este individuo es un animalis homo, sin nada de sobrenatural, de tranquilo y de sereno. Es un hombre bruto, agitado y prestando atención a todo, de nariz puntiaguda, de ojos saltados y mandón. Está bien a la altura de un camellero.
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![]() San Ildefonso de Toledo Paladín de la Virginidad de la Madre de Dios |
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Bendita sea tu Pureza Quién no ha oído en más de una ocasión esta tierna plegaria a la Santísima Virgen! ¡Cuántas veces en nuestra vida hemos recurrido a la Madre de Dios por medio de esta simple oración!... |
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“Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia” (Rom 5, 20) ¿No se diría que el enemigo está más fuerte que nunca, y que nos aproximamos de aquella era, soñada por los iluministas hace tantos siglos, de naturalismo científico crudo e integral, dominado por la técnica materialista... |
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El milagro del Vístula y la Asunción de la Virgen La Asunción de la Virgen fue confirmada como dogma de fe por el Papa Pío XII, en la Constitución Apostólica Munificentissimus Deus, el 1º de noviembre de 1950... |
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El ángel de la guarda, nuestro verdadero amigo San Bernardo extasiado a propósito de los ángeles exclama: “¡Qué maravilla!”. Y, en seguida, demuestra su entusiasmo por la acción de los ángeles: “Cristianos, ¿podéis creerlo? Los espíritus celestiales no solo son los ángeles de Dios, sino también los ángeles de los hombres... |
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Los Estados no pueden obrar como si Dios no existiera El Estado tiene el deber de cumplir por medio del culto público las numerosas e importantes obligaciones que lo unen con Dios. La razón natural, que manda a cada hombre dar culto a Dios piadosa y santamente, porque de Él dependemos, y porque, habiendo salido de Él, a Él hemos de volver, impone la misma obligación a la sociedad civil... |
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