Lectura Espiritual La adoración de los ángeles, de los pastores y reyes

P. Elías Passarell

Jesucristo es el Verbo o el Logos de que habla Platón, el Doctor universal de Sócrates, el Santo de Confucio, el Monarca universal de las Sibilas, el Dominador esperado en todo el Oriente, el Mesías, el Cristo del pueblo de Israel. Él era quien venía a restaurar todas las cosas “en el cielo y en la tierra”, según la expresión de san Pablo. Por esto entonan los ángeles: “Gloria a Dios en lo más alto de los cielos y paz en la tierra a los hombres de buena voluntad”. Y los espíritus celestes les prestan pleito homenaje como a su Dios y reparador del honor que al Altísimo pretendieron arrebatar los ángeles rebeldes, y los pastores, en representación de la humanidad, le adoran como a su salvador; y los tres magnates de Oriente se postraron ante Jesús reconociendo su divinidad.

La estrella aparecida para notificar a los humanos observadores el sobrenatural advenimiento del Hijo de Dios, será perenne testimonio de la imperturbable armonía de la ciencia sólida con la celeste fe; y siendo luz que desde las alturas del firmamento alumbró a los dóciles magnates el camino conducente a la sagrada sombra del Redentor, no será menos perenne símbolo de esta luz suprema que se llama Iglesia de la verdad, guiadora indefectible de los pueblos.

Los santos Reyes buscaron a Jesús para adorarle; Herodes le buscó para matarle. Y por esto la estrella simbólica de la conciencia, guía del hombre y de la Iglesia Católica, norma de los pueblos, no lució sobre Jerusalén; viéronla otra vez los Reyes cuando hubieron salido de la pesada atmósfera por la tiranía corrompida.

Los santos Reyes ofrecieron al Divino Niño oro, símbolo del acrisolamiento de los corazones; incienso, representante de las plegarias más sumisas, y mirra, figura de las amarguras de la vida, manifestando a la faz de los pueblos que las obscenidades, orgullo y devaneos gentílicos se habían convertido en pureza, en oración y en conformidad. Durante el apacible sueño, el embajador angélico avisó a los Reyes que regresaran a sus regiones por otro camino. Así se libraron de las asechanzas de Herodes.

Necesidad de un Redentor

Los pueblos idólatras, en medio de la nebulosidad de su misterio, y a pesar de vivir encenagados en la corrupción, creían y suspiraban por la venida del que, más poderoso y más bueno que sus dioses, llevaría a la edad de oro y libertaria a la humanidad de sus miserias. Los filósofos del paganismo, en su afán de saber, buscaban entre los intrincados laberintos de la ciencia humana aquella verdad que está por encima de la razón del hombre; vislumbraban, si bien confusamente, la necesidad de la avenida de Aquel que había de guiar al mundo por nuevos senderos de luz y de virtud. “Sí, es preciso esperar, clamaba Sócrates, que vendrá alguno a enseñarnos cómo nos hemos de portar relativamente a los dioses y a los hombres”. Platón decía: “Si Dios no os envía alguno que os enseñe de su parte, inútiles serán cuantos esfuerzos se hagan para reformar las costumbres de los hombres”. Y este filósofo llama en muchos pasajes de sus obras a ese alguno el Verbo (logos), dándole además los títulos de Salvador, Dios, Hijo de Dios. Cicerón ha dejado escrito que los antiguos oráculos de las Sibilas habían anunciado para un tiempo no lejano la venida de un Rey que sería necesario reconocer para salvarse.

 

* La Regeneración Social por medio de María, Librería Española de Garnier Hnos., París, 1886, p. 155-158.

Loreto, la nueva Nazaret San Edmundo Campion
San Edmundo Campion
Loreto, la nueva Nazaret



Tesoros de la Fe N°252 diciembre 2022


Loreto, la nueva Nazaret La casa que los ángeles transportaron
Diciembre de 2022 – Año XXI ¿Puede haber auténtica paz allá donde se niega la Verdad? Riqueza incalculable en la pobreza de la gruta de Belén El coro El matrimonio antes de Cristo Loreto, la nueva Nazaret La adoración de los ángeles, de los pastores y reyes San Edmundo Campion El Nacimiento del Niño Jesús



 Artículos relacionados
La Rusia de Cristo y la Rusia de la Revolución* Antes de Pedro el Grande, Rusia había desarrollado lenta y penosamente una espléndida civilización, profundamente marcada en muchos aspectos por la influencia cristiana...

Leer artículo

Restauración espiritual de la virginidad Monseñor Villac: tengo 21 años y me gusta mucho leer las páginas que usted dedica para aclarar cuestiones modernas a la luz de la doctrina católica. Son realmente muy interesantes y un farol para que todos los católicos conozcan su doctrina frente a problemas actuales tan complicados. Entonces, le pido el favor de aclararme una duda muy importante para mí. Estoy seguro de que sus explicaciones me darán el rumbo preciso que debo seguir en la vida...

Leer artículo

150 años de la Comuna de París El sábado 29 de mayo pasado, las parroquias católicas del 20º distrito de París organizaron una peregrinación para honrar la memoria del arzobispo Georges Darboy (foto) y de otros sacerdotes y religiosos asesinados por miembros de la Comuna de París en 1871...

Leer artículo

Misión de la nobleza y de las élites para enfrentar el caos contemporáneo A pesar de la estupenda vitalidad que los pueblos europeos han demostrado tener tras haber sido sacudidos en nuestro siglo por dos guerras mundiales, es necesario reconocer que la recuperación de los efectos producidos por la última exigió de ellos mucho tiempo y un oneroso esfuerzo...

Leer artículo

Nuestra Señora de Lichen La historia de la devoción a la Virgen de Lichen empieza en el lejano año de 1813. Napoleón y sus soldados esparcieron la Revolución por toda Europa, y en aquella época comenzaba una seria reacción contra él...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×