¿Por qué la verdad genera odio? ¿Por qué el hombre que proclama la verdad en tu nombre viene a ser para ellos un enemigo, amando como aman la felicidad que no es más que el gozo de la verdad? No hay más respuesta que ésta: el amor de la verdad es tan grande que todos aquellos que aman otra cosa quisieran que esto que aman fuera la verdad. Y como no les gusta que les engañen, tampoco les gusta convencerse de que se engañan. Por eso odian la verdad, porque aman algo que creen verdad. La aman cuando brilla, la aborrecen cuando reprende. No quieren que nadie les engañe, pero quieren engañar. Por eso la aman cuando se descubre y la odian cuando les descubre a ellos. La paga que ella les dará será descubrirlos contra su voluntad, ya que no quieren que nadie les descubra. Por otra parte, ella no se les manifestará. Así, así, también así es el alma humana, ciega y enferma, tan torpe y repugnante; quiere ocultarse, pero no quiere que nada se le oculte. Le va a suceder justamente lo contrario: que ella no va a poder ocultarse a la Verdad, mientras que la Verdad queda oculta para ella.
San Agustín de Hipona, Confesiones (X, 23), CETA, Iquitos, 2003, pp. 242-243.
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El Apóstol Santiago |
¡Oh tú Iglesia Católica! TÚ ADIESTRAS Y AMAESTRAS puerilmente a los niños, enérgicamente a los jóvenes, suavemente a los ancianos, según la edad, no sólo del cuerpo, sino del alma de cada uno... | |
Conversión de personas insignes ¿No es cierto que son muchos los que retornan a Ti desde un abismo de ceguera mucho más profundo que el de Victorino? ¿No es cierto que se acercan a Ti y son iluminados (Sal 34, 6) al dar acogida a tu luz, y que cuantos le brindan esta acogida reciben de Ti el poder de hacerse hijos tuyos?... | |
Oración al Espíritu Santo Oh divino amor, oh lazo sagrado que unes al Padre y al Hijo, Espíritu Todopoderoso, consolador de los afligidos, penetra en los profundos abismos de mi corazón. Derrama tu refulgente luz sobre estos lugares incultos y tenebrosos, y envía tu dulce rocío a esta tierra desierta para reparar su larga aridez... | |
Dos amores, dos ciudades Dos amores fundaron dos ciudades; es, a saber: la terrena, el amor propio hasta llegar a menospreciar a Dios, y la celestial, el amor a Dios hasta llegar al desprecio de sí propio... |
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