|
San Juan Bosco
“Tened mucho cuidado para que nadie os engañe, porque vendrán varios que dirán: ‘Yo soy el Cristo’, y seducirán a muchos. “Oiréis hablar de guerras, de sediciones; se rebelará una nación contra otra y un reino contra otro reino; habrá pestes, hambres, terremotos en diferentes lugares. El cielo dará señales de grande espanto, pero esto no será sino el principio de los males. “Cuando se haya predicado el Evangelio en todo el mundo, entonces vendrá el fin. Veréis la abominación en la Ciudad Santa, la tribulación será grande, cual no la ha habido desde el principio del mundo ni la habrá jamás. Se levantaran falsos Cristos y falsos Profetas; los cuales obrarán tales prodigios y maravillas que engañarían hasta a los elegidos, si posible fuera. Pero acordaos que os lo he dicho; no los creáis. Si os dijeren: ‘Cristo está aquí, Cristo está allá’, no salgáis. “Después de la tribulación de aquellos días, se oscurecerá el Sol, la Luna perderá la luz, caerán las estrellas del cielo, los elementos del aire estarán revueltos y los hombres temblarán de espanto. “Entonces aparecerá en el cielo la señal del Salvador a quien todas las tribus de la tierra, golpeándose el pecho, verán venir sobre las nubes, con gran majestad. Él enviará a sus ángeles quienes, con toques de trompeta y sonora voz, reunirán a los elegidos de los cuatro vientos, desde un extremo a otro de los cielos. Vendrán numerosísimos escuadrones de ángeles, sentados con Él en el trono de su gloria. “Reunidas todas las naciones delante de Él, separará a los buenos de los malos; y el Rey de la gloria dirá a los que están a su derecha: ‘Tenía hambre y me disteis de comer; tenía sed y me disteis de beber; estaba desnudo y me vestisteis; era peregrino y me hospedasteis’. Dirán los justos: ‘¿Cuándo hemos hecho esas obras?’ Jesús contestará: ‘Lo que hicisteis a los desgraciados, a mí me lo hicisteis. Vosotros, pues, benditos de mi Padre celestial, venid a poseer el reino que os está preparado desde el principio del mundo’. Se volverá después a los que están a la izquierda; los reprochará duramente porque no tuvieron caridad con los pobres, y luego les dirá: ‘Apartaos de mí, malditos, id al fuego eterno’. “Respecto al día en que acontecerán estas cosas nadie lo sabe, sino mi Padre celestial y aquellos a quienes le agrade revelárselo. Velad, pues, y orad, para que no os sorprenda. En verdad os digo que pasarán el cielo y la tierra, pero mis palabras no pasarán”. ♦
|
Parad y ved Una invitación a la Navidad perenne |
|
¿Por qué Dios permite las calamidades? Muchas personas me han preguntado qué se debe pensar acerca de la tragedia causada por las tormentas en el estado brasileño de Rio Grande do Sul. Me gustaría aprovechar esta oportunidad para responder no solo a esta pregunta, sino también a una cuestión más general: si permitir las catástrofes —que causan tanto sufrimiento a muchas personas— es compatible con la infinita bondad de Dios... |
|
No puede tener a Dios por Padre, quien no tenga a la Iglesia por Madre Perfectamente conocéis los innumerables y en verdad funestísimos daños que redundan en la sociedad cristiana y civil del pestífero error del indiferentismo. De aquí proviene el abandono casi total de las obligaciones para con Dios en quien “vivimos, nos movemos y existimos” (Hch 17, 28)... |
|
Grandeza, mansedumbre e intransigencia Es preciso reconocer que en estos últimos tiempos ha crecido, en modo extraño, el número de los enemigos de la cruz de Cristo, los cuales, con artes enteramente nuevas y llenas de perfidia, se esfuerzan por aniquilar las energías vitales de la Iglesia... |
|
El reinado social y universal de Cristo Atendiendo a una invitación de amigos y simpatizantes, Mons. Athanasius Schneider, obispo auxiliar de Astaná (capital de Kazajistán), estuvo de paso por Lima en una breve pero muy fructífera estadía... |
|
Nuestro Señor Jesucristo vela siempre sobre su Iglesia La Iglesia es frecuentemente representada como la barca de Pedro navegando en los mares de la historia... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino