Ambientes Costumbres Civilizaciones Sacando de una ruina un monumento, de una costumbre una institución

Plinio Corrêa de Oliveira

Catedral de Santa María de Burgos

Las grandes polémicas, que caracterizaron tanto la historia del siglo XIX, conservan en general, por la elevación de sus temas, por la fuerza de su pensamiento, por la distinción de su lenguaje, algo de la nobleza de la sociedad europea anterior a la Revolución. En esto contrastan con nuestro siglo, en el que los hombres son conformistas en todo lo que no sea interés económico.

Traemos hoy, para recrear a nuestros lectores, un eco de aquellos fulgurantes y elevados torneos intelectuales. Se trata de un texto de Donoso Cortés (1809-1853) en el que con un breve y brillante análisis de la historia de la Edad Media desde el punto de vista teológico, replica a los liberales que se sentían molestos al ver en los católicos tanto entusiasmo por aquel período de la historia.

“En la Edad Media hay muchas cosas: hay, por una parte, asolamiento de ciudades, caída de imperios, lucha de razas, confusión de gentes, violencias, gemidos; hay corrupción, hay barbarie, hay instituciones caídas e instituciones bosquejadas; los hombres van a donde van los pueblos; los pueblos, a donde otro quiere y ellos no saben; y hay la luz que basta para ver que todas las cosas están fuera de su lugar y que no hay lugar para ninguna cosa: la Europa es el caos.

“Pero además del caos hay otra cosa: hay la esposa inmaculada del Señor, y hay un gran suceso, nunca visto de las gentes: hay una segunda creación, obrada por la Iglesia. En la Edad Media no hay nada sino la creación que me parezca asombroso, y nada sino la Iglesia que me parezca adorable. Para obrar el gran prodigio, Dios escogió esos tiempos oscuros, eternamente famosos a un tiempo mismo por la explosión de todas las fuerzas brutales y por la manifestación de la impotencia humana. Nada es más digno de la divina majestad y de la divina grandeza, sino obrar allí donde hombres y pueblos y razas, todo se agita confusamente, y nadie obra. Queriendo Dios demostrar, en dos solemnes ocasiones, que solo la corrupción es estéril y que solo la virginidad es fecunda, quiso nacer de María y contrajo esponsales con la Iglesia; y la Iglesia fue madre de pueblos, como María madre suya.

“Viose entonces aquella inmaculada Virgen, ocupada en hacer bien, como su divino Esposo, levantar el ánimo de los caídos y moderar los ímpetus de los violentos, dando a gustar a los unos el pan de los fuertes y a los otros el pan de los mansos. Aquellos feroces hijos del Polo, que humillaron y escarnecieron la majestad romana, cayeron rendidos de amor a los pies de la indefensa Virgen; y el mundo todo vio atónito y asombrado, por espacio de muchos siglos, la renovación por la Iglesia del prodigio de Daniel, exento de todo daño en el antro de los leones.

“Después de haber amansado amorosamente aquellas grandes iras, y después de haber serenado con solo su mirada aquellas furiosas tempestades, viose a la Iglesia sacar un monumento de una ruina; una institución, de una costumbre; un principio, de un hecho; una ley, de una experiencia; y, para decirlo todo de una vez, lo ordenado, de lo exótico; lo armónico, de lo confuso. Sin duda todos los instrumentos de su creación, como el caos mismo, estaban antes en el caos: suya no fue sino la fuerza vivificante y creadora. En el caos estaba, como en embrión, todo lo que había de ser y de vivir; en la Iglesia, desnuda de todo, no estaba sino el ser y la vida, todo fue, todo vivió, cuando el mundo puso un oído atento a sus amorosas palabras, y una mirada fija en su resplandeciente belleza.

“No, los hombres no habían visto una cosa semejante; porque no habían asistido a la primera creación; ni la volverán a ver, porque no habrá tres creaciones. Diríase que, arrepentido Dios de no haber hecho al hombre testigo de la primera, permitió a su Iglesia la segunda, solo para que el hombre la mirara” (Obras de D. Juan Donoso Cortés, Imp. de Tejado, Madrid, 1855, t. V, p. 212-213).

San Roque de Montpellier: Modelo de caridad y confianza Educación de la obediencia
Educación de la obediencia
San Roque de Montpellier: Modelo de caridad y confianza



Tesoros de la Fe N°212 agosto 2019


La Revolución Francesa Autora de los crímenes más monstruosos
Educación de la obediencia Agosto de 2019 – Año XVIII No es hora de buscar novedades La Revolución Francesa: Heredera del protestantismo y del neopaganismo renacentista Hace 470 años el Japón nacía a la fe católica San Roque de Montpellier: Modelo de caridad y confianza Sacando de una ruina un monumento, de una costumbre una institución



 Artículos relacionados
Dios sabe lo que nos conviene La confianza no nos dispensa de la oración. En las necesidades temporales no basta esperar los socorros de Dios, es menester además pedírselos. Jesucristo nos dejó en el Padrenuestro el modelo perfecto de la oración; ahí Él nos hace pedir “nuestro pan de cada día”: Panem nostrum quotidianum da nobis hodie...

Leer artículo

Un lazo sutil del espíritu maligno Los devotos escrupulosos son personas que temen des honrar al Hijo al honrar a la Madre, rebajar al uno al honrar a la otra. No pueden tolerar que se tributen a la Santísima Virgen las justísimas alabanzas que le prodigan los Santos Padres...

Leer artículo

Santa Melania la Joven Ante la amenaza que pendía sobre Roma a partir del año 408, con los bárbaros en el horizonte, muchas familias ilustres comenzaron a abandonar la Ciudad Eterna y buscar refugio en las provincias...

Leer artículo

Clark Gable y Felipe II Recuerdo que viajando de Londres a París, Clark Gable se encontraba en el mismo avión que yo. Así que traté de analizarlo...

Leer artículo

Máquina, ídolo vulgar y deforme de un mundo materialista Siendo Dios el autor de la naturaleza, todas las leyes según las cuales se rige el universo son una imagen de su sabiduría y bondad...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino