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Manuel Fernández Carpio, 1893, Museo de Historia de Madrid
Felipe Barandiarán Dan las siete en el gran reloj de la esquina. En el atardecer de este luminoso 13 de junio, procesiona por las calles de Madrid la imagen de san Antonio. Cruza la Plazuela del Ángel, frente al palacio del conde de Tepa, poblado de tiendas en su planta inferior. Familiares y amigos presencian el paso desde los balcones, engalanados con finos paños bordados para la ocasión. La cruz de guía, seguida por los estantes de la cofradía, enfila ya por la calle de San Sebastián, donde vemos la fachada lateral de la iglesia, con su pequeño jardín trasero que aún existe. Dos elegantes señoras asisten entretenidas desde su coche de caballos, que han mandado detener en un punto estratégico. El conductor se descubre con respeto al pasar el santo que, iluminado por velas y faroles, y envuelto en una nube de incienso, parece haber bajado de los cielos en el día de su fiesta para regocijo de sus devotos. Un teniente de húsares de Pavía, con su reluciente sable y el chacó en mano, se gira y nos observa. Junto a un puesto ambulante de “agua, azucarillos y aguardiente”, y probablemente horchata también, una niña le implora a su padre que la vuelva a aupar para ver desfilar la banda militar, que tras las autoridades y el clero que les precede, cierran la procesión. Vemos a damas elegantes, manolas con sus mantones de manila, niñeras, aguadoras, vendedores ambulantes con sus cestos de mimbre, chiquillos que corren, todos reunidos en torno a san Antonio. Rica escena, exuberante de vida. Maravillosa policromía de tipos humanos, reflejo de la sana vitalidad del pueblo, desigualdades armónicas que, en palabras de Pío XII, forman el “auténtico espíritu de comunidad y fraternidad”.
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El jardín de Picpus y las carmelitas mártires de Compiègne |
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Debemos ascender hasta Dios De la vida individual y social hay que ascender hasta Dios, causa primera y fundamento último, como Creador de la primera sociedad conyugal, fuente de la sociedad familiar, de la sociedad de los pueblos y de las naciones... |
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Ejemplo simbólico de la lucha contra el aborto «Pedro, ¡si ustedes deben decidir entre mí y la criatura, no duden: escojan a la criatura, yo lo exijo, sálvenla! Yo haré la voluntad de Dios, y Dios providenciará lo necesario para mis hijos». Cuando Gianna Beretta Molla pronunció tales palabras tenía 39 años de edad, era madre de tres niños. ¿Qué fue lo que llevó a esta feliz madre de familia y esposa ejemplar, a no tener pena de sí, sino a buscar lo más perfecto para la gloria de Dios?... |
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¿Un nacimiento contrario a la Biblia? La escena que Tesoros de la Fe presentó en su portada del mes de diciembre no es propiamente de la gruta o establo de Belén, sino de la Adoración de los Reyes Magos, que se produjo algún tiempo después, en una casa en la misma ciudad, donde la Sagrada Familia se había trasladado, conforme se lee en el Evangelio de San Mateo (cf. 2, 11)... |
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Ad te levavi oculos meos Inciertos, como todo el mundo, sobre el día de mañana, elevamos nuestros ojos en actitud de oración hasta el excelso trono de María, Reina del Universo. Y al mismo tiempo afloran a nuestros labios, adaptadas a Ella, las palabras del salmista dirigidas al Señor: Ad te levavi oculos meos, quae... |
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