Iniciamos en la presente edición una nueva serie* sobre apologética (parte de la teología cuyo objeto es la defensa de la fe católica contra sus opositores), teniendo en cuenta su gran utilidad en nuestra época, caracterizada por la confusión y decadencia religiosa
El estudio de la Religión es un deber de todo hombre, pues por la sublimidad de su objeto, por los goces que proporciona al espíritu y por las consecuencias que debe tener en nuestros eternos designios, supera en dignidad y en importancia a todo otro estudio de orden puramente terreno. Él debe ser, por consiguiente, el objeto de nuestras preferencias, pues se trata de nuestros primeros deberes y de nuestros eternos destinos. En estos tiempos no basta un conocimiento superficial de la religión, es necesario poseer la ciencia de la misma, esa ciencia luminosa que engendra convicciones firmes y nos hace capaces de reflexionar sobre nuestras creencias. Ahora bien, esta ciencia no se posee cuando no se está en condiciones de responder a esta pregunta: ¿Por qué soy cristiano y católico? Decía San Pedro a los primeros discípulos: “Estad siempre prontos para responder a aquellos que os pidan razón de vuestras esperanzas”. El acto de fe en las verdades religiosas debe estar fundado en la razón. Por consiguiente, es preciso que la razón nos prepare para aceptar las verdades de la fe, mediante los motivos de credibilidad. La apologética es la ciencia que establece con certeza los fundamentos o preámbulos de la fe, demostrando lo racional, legítimo e indispensable que es creer. Los preámbulos de la fe consisten en algunas verdades preliminares que sirven de fundamento al estudio de la religión. Estas verdades son en realidad artículos de nuestra fe. [...] Pueden reducirse a cinco principales: 1. Existe un Dios creador de todos los seres. 3. El hombre está obligado a admitir alguna religión: sólo una religión es buena y sólo una es verdadera. 4. La única religión verdadera es la cristiana. 5. La verdadera religión cristiana es la católica. Todas estas verdades se hallan ligadas unas con otras como los eslabones de una cadena: 1. La existencia de Dios y la creación del hombre por Dios prueban la necesidad de una religión. 2. La necesidad de una religión nos obliga a buscar la verdadera, querida e impuesta por Dios a los hombres. 3. La única religión impuesta por Dios es la religión cristiana. 4. La religión cristiana no se halla, íntegra y verdaderamente, sino en la Iglesia Católica, la única y verdadera Iglesia fundada por Cristo. 5. La Iglesia Católica es infalible Maestra de la fe, que con autoridad recibida de Dios nos enseña lo que debemos de creer y lo que hemos de practicar para ir al cielo. Bastará, pues, demostrar estas cinco verdades fundamentales, y todas las demás se derivarán de ellas como un río de su fuente, como las consecuencias de un principio. Una vez demostradas ellas, podremos concluir que la Religión Católica es la única verdadera, y que solamente abjurando de la razón y del sentido común, se pueden poner en duda o negar sus dogmas. * Extractos del libro La Religión Demostrada, del padre P. A. Hillaire (Editorial Difusión, Buenos Aires, 8ª edición, 1956, pp. 1-2).
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