El Mensaje de Fátima Capítulo 8: Como en Palestina, hace 2000 años...

Luis Sergio Solimeo

Las apariciones de Fátima habían dejado de ser un evento local, un caso extraño que envolvía a tres niños incultos de la serranía, para convertirse en un evento nacional con repercusiones más allá de las fronteras, entre los soldados portugueses apostados en Francia.

“Pide a Nuestra Señora por mí”

Así como el pueblo, en la antigüedad, se amontonaba cerca de los caminos de Palestina esperando al Divino Maestro para implorar una curación, un consuelo, una palabra salvadora, esta vez la gente empezaba a apiñarse al paso de los humildes pastorcitos, y a arrodillarse a sus pies. En sus memorias, la hermana Lucía relata:

Día 13 de setiembre de 1917 — Al aproximarse la hora, fui con Jacinta y Francisco y una muchedumbre de personas que apenas nos dejaban andar. Los caminos estaban apiñados de gente. Todos nos querían ver y hablar. Allí no había respeto humano. Numerosas personas, hasta damas y caballeros, pasando por entre la multitud que se apiñaba a nuestro alrededor, se postraban de rodillas ante nosotros y nos pedían que presentásemos sus necesidades a la Santísima Virgen. Los que no conseguían acercarse clamaban desde lejos:

—“¡Por amor de Dios, pedid a la Virgen que cure a mi hijo que está lisiado!”

Otro:

—“¡Que me cure al mío, que es ciego!”

Otro:

—“¡Al mío, que es sordo!”

—“¡Que me traiga a mi marido...!”

—“¡... a mi hijo, que está en la guerra!”

—“¡Que convierta a un pecador!”

—“¡Que me dé la salud, que estoy tuberculoso!”

Etc., etc. …

Allí aparecían todas las miserias de la pobre humanidad. Algunos gritaban desde los árboles o en las paredes donde se habían subido para vernos pasar. Diciendo a unos que sí, y dando a otros la mano para ayudarles a levantarse del suelo, fuimos andando gracias a unos caballeros que abrían paso entre aquella multitud.

Cuando ahora leo en el Nuevo Testamento esas escenas tan encantadoras del paso de Nuestro Señor por Palestina, recuerdo estas que, tan niña aún, Él me hizo presenciar en esos pobres caminos y carreteras de Aljustrel a Fátima y Cova da Iria. Y doy gracias a Dios ofreciéndole la fe de nuestro buen pueblo portugués. (...)

Una nueva aparición de la Virgen

Mons. Manuel Nunes Formigão

Llegamos por fin a Cova da Iria, junto a la encina, y comenzamos con el pueblo a rezar el rosario. Poco después vimos el reflejo de la luz y, en seguida, a la Santísima Virgen sobre la encina.

—“Continuad rezando el rosario para alcanzar el fin de la guerra. En octubre veréis también a Nuestro Señor, a Nuestra Señora de los Dolores y del Carmen, y a san José con el Niño Jesús para bendecir al mundo. Dios está contento con vuestros sacrificios, pero no quiere que durmáis con la cuerda; llevadla solo durante el día”.

—“Me han dicho que le pida muchas cosas: la curación de algunos enfermos, la de un sordomudo… ”

—“Sí, curaré algunos, a otros no. En octubre haré el milagro para que todos crean”.

Y comenzando a elevarse, desapareció como de costumbre.

Cuando acabó la aparición, Lucía exclamó ingenuamente: “si desean ver a la Virgen, miren allá”, señalando al este.

De hecho, muchos vieron, no a nuestra Santísima Madre, sino —hablando alegóricamente— el “vehículo” que la llevó al cielo...

Interrogatorio del canónigo Formigão

Es asimismo muy importante el hecho de que, por primera vez, muchos sacerdotes estuvieron presentes en la aparición, incluyendo el canónigo Dr. Manuel Nunes Formigão (1883-1958).

Aquel piadoso y culto sacerdote había estudiado en Roma en tiempos de san Pío X y se había graduado en teología y derecho canónico. Regresando a Portugal pasó por Lourdes, donde prometió a la Santísima Virgen hacer todo lo posible para aumentar la devoción a Ella en su país.

El Dr. Formigão interrogó a los pastorcitos y, tanto por sus respuestas como, sobre todo, por su modestia y piedad, quedó convencido de que decían la verdad. Se convirtió en un gran apóstol de Fátima, escribiendo numerosos artículos y libros para hacer conocidas las apariciones. También formó parte de la comisión canónica nombrada por el obispo de Leiria para estudiar los eventos. La comisión concluyó que estos fueron auténticos, allanando el camino para la aprobación oficial de las apariciones por parte del prelado.

Capítulo 7: Un secreto y un milagro Palabras del Director Nº 188 - Agosto de 2017 – Año XVI
Palabras del Director Nº 188 - Agosto de 2017 – Año XVI
Capítulo 7: Un secreto y un milagro



Tesoros de la Fe N°188 agosto 2017


Santa Rosa de Lima IV Centenario de su gloriosa muerte
Capítulo 7: Un secreto y un milagro Capítulo 8: Como en Palestina, hace 2000 años... Agosto de 2017 – Año XVI Canonización de Francisco y Jacinta Marto Invasión islámica de Europa Pedro, cabeza de la Iglesia Santa Rosa de Lima ¿Murió la Virgen o fue llevada directamente al cielo? ¿Los siglos de fe no conocieron el celo por la situación de las clases populares?



 Artículos relacionados
Educación y señorío Al visitar el valle del río Dordoña, en el centro-sur de Francia, me deparé con esta escena insólita: un educado representante de la raza canina en la ventana de una linda casa, con tal aire de superioridad que parecía ser el dueño…...

Leer artículo

Procesión de San Antonio en Madrid Dan las siete en el gran reloj de la esquina. En el atardecer de este luminoso 13 de junio, procesiona por las calles de Madrid la imagen de san Antonio...

Leer artículo

La caridad sin fe es mera filantropía En principio, el mundo no pone objeciones a las obras concretas de benevolencia o de misericordia que suponen reparar una carencia en los hombres...

Leer artículo

¿Puede un católico practicar yoga? Apreciado Monseñor: En la revista del mes de agosto último, usted escribió que el yoga y el reiki son ejercicios propios de corrientes panteístas. Mi hija asiste regularmente a misa los domingos, no obstante, practica yoga una vez por semana, para beneficiarse de las propiedades relajantes de los ejercicios, según me explicó. ¿Es posible que un católico practique yoga sin contaminarse con la doctrina religiosa subyacente?...

Leer artículo

Clasicismo pagano y delirio neopagano Emergiendo de una arboleda sombría y apacible, con el fondo de montañas de contornos delicados y las plácidas aguas del puerto de Hong Kong, se alza la famosa Pagoda Blanca...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×