Hoy, en cierto modo, la causa católica parece casi derrotada, aplastada por los embates perturbadores de la Revolución anticristiana, gnóstica y radicalmente igualitaria. Sin embargo, como un galeón hundido pero aún intacto, su proa apunta con confianza hacia el futuro, aguardando su triunfal regreso. Plinio Corrêa de Oliveira Imaginemos un viejo galeón en el fondo del mar Caribe, no un galeón excepcional, como el Royal Soleil de Luis XIV, sino un galeón normal. Yo diría que un galeón español. El galeón arquetípico es el español, con aquella nota de majestuosidad severa y desafiante típica del pueblo español. En la proa, un nicho con una imagen religiosa que desafía intrépidamente las olas. La popa es como un castillo castellano, alto, austero, orgulloso y muy noble. El galeón yace en el fondo del mar, pero conserva toda la agresividad y la tenacidad de un buque de guerra. Me lo imagino cubierto de algas y de salitre, envuelto por corales y por incrustaciones, apoyado en la arena del fondo marino. Sus potentes cañones, ahora oxidados, sirviendo de refugio a peces en miniatura. Alrededor del barco, el mar se mueve con pulsaciones rítmicas. La luz del sol penetra en las cristalinas aguas, formando una especie de gelatina luminosa que envuelve el naufragio. Algunas partes permanecen en la sombra. De vez en cuando, el galeón se tambalea por el embate de las olas. Ha estado ahí durante siglos, desafiando al tiempo, mirando hacia la eternidad, destrozado pero aún en pie. Toda la gloria, todas las esperanzas, todo el futuro del galeón están allí sepultados, sin desesperación, sin frenesí, sin desánimo y sin contorsión nerviosa. Puedo imaginar que, de vez en cuando, se cierne sobre el galeón una figura mítica y etérea que, como un gigante de la Antigüedad, se levanta desafiante y proclama: ¡Volveré! El mundo de las leyendas está a menudo contaminado por adherencias nada buenas, pero también contiene algunos resplandores muy bellos que nos hablan de una esfera superior que nos aproxima al Cielo. Ahora bien, ¿qué representa este mítico galeón? Representa una firmeza especial con relación a su finalidad, que lleva a la persona a razonar de esta manera: “Porque soy yo, y estoy seguro de mi naturaleza y de mi misión, ¡nunca me doblegaré! Todas estas batallas, todos estos siglos, toda esta agua son meros obstáculos que superaré, avanzando cada vez más fiel a mí mismo. Yo desafío a todo y a todos, dando lo mejor de mí mismo. De la confianza en el cumplimiento de mi misión, iluminada por la gracia divina, surge una proa guerrera que atravesará los siglos como una espada”. Bien podríamos llamarla una esperanza profética, que contiene la certeza de que, un día, sobrevendrá el juicio de Dios. El galeón sufre en la espera. Tendido en el fondo del mar, no encuentra mayor consuelo. Parece derrotado, es verdad. Su único consuelo —¡lo cual no es poca cosa!— es su propia certeza en la victoria final. En estas situaciones se necesita de una valentía total, radical y absoluta. ¡Es la forma más elevada de fortaleza! El galeón yace en el fondo del mar. Un silencio augusto y profundo lo circunda. El bullicio del mundo no le alcanza. Vive en el reino del silencio, del aislamiento, de la penumbra, de la desventura, soñando con las glorias de un imperio que su derrota no le permitió contemplar. Pero mantiene su proa siempre orientada hacia el futuro, seguro de que un día resurgirá
|
El galeón sumergido Símbolo de la esperanza |
El cardenal Mindszenty En esta fotografía [a la izquierda] el cardenal Mindszenty * aparece en sus días de gloria, con la pompa del cardenalato y el principado, revestido con un manto de armiño, llevando el solideo y un hermoso anillo... | |
Los rostros de la Virgen en el Perú Las primeras advocaciones marianas que se difundieron en el Perú, fueron las que trajeron de su tierra natal los mismos evangelizadores, sean éstos capitanes, soldados o clérigos... | |
El último Cuerpo Militar nobiliario de la historia El marqués Giulio Patrizi di Ripacandida (foto central) fue el último Coronel Ayudante del Comandante de la Guardia Noble Pontificia, el cuerpo militar de los hidalgos italianos dedicado a la seguridad del Papa, disuelto en 1970 junto con el resto de la Corte Pontificia... | |
La verdadera devoción a la Santísima Virgen La verdadera devoción a la Santísima Virgen es interior. Es decir, procede del espíritu y del corazón, de la estima que tienes de Ella, de la alta idea que te has formado de sus grandezas y del amor que le tienes... | |
El sentimiento de la naturaleza y el alpinismo En verdad que en estos contactos con la naturaleza sentimos la cercanía de Dios y contemplamos sus maravillas, nuestra mente se capacita más para lo bello y lo bueno, cobra fuerza y dignidad y prevé sus altos destinos... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino