Palabras del Director Palabras del Director

Estimados amigos:

Se puede afirmar sin lugar a dudas que san Elías fue el primer devoto de la Santísima Virgen. Anticipando proféticamente su venida, funda en el Monte Carmelo una orden de ermitaños para transmitir esta devoción. A su vez, combate el politeísmo que amenazaba contaminar a Israel y la inmoralidad que se propagaba entre el pueblo.

El Papa Clemente VIII (1592-1605) declara que la conversión de las almas formaba parte de la misión de Elías, de la cual son herederos los carmelitas. San Atanasio aconseja a un anacoreta entregarse a la salvación del prójimo a ejemplo de Elías. En sus revelaciones, santa Brígida de Suecia ve a la Madre de Dios ofrecer a Elías y a san Juan Evangelista como modelos para los predicadores. San Ambrosio reconoce el don excepcional que Elías tenía para convertir a las almas, y san Efrén de Siria afirma que el profeta abrió el camino para que Israel volviera al culto del verdadero Dios del cual se había apartado.

San Juan Crisóstomo explica que Elías es el guía del pueblo y el guardián de las cosas sagradas. San Gregorio Magno ve en Elías el modelo del verdadero Doctor de la Iglesia. San Gregorio Nacianceno lo señala como ejemplo para los obispos. Simón Metafraste —renombrado hagiógrafo bizantino— sugiere que quien desee comprender el espíritu de una orden religiosa estudie el espíritu del fundador. Pero en Elías, añade, el fuego ardiente y el celo por las almas son tan intensos que debe ser estudiado por todos.

Cornelio a Lápide agrega estas inspiradas palabras: Elías fue el abanderado de los profetas, tanto si consideramos la perfección, libertad y eficacia de su predicación, como si admiramos la gloria de sus grandes hazañas. Era el guardián, el profeta, el maestro, el protector y el apóstol del pueblo elegido; era el espejo animado de los predicadores de la palabra de Dios; porque su espíritu, su lengua, sus manos, no eran en verdad más que llamas para convertir a los pueblos.

En Jesús y María,

El director

Elegancia y destreza venciendo a la fuerza y la materia Dios no manda nada imposible
Dios no manda nada imposible
Elegancia y destreza venciendo a la fuerza y la materia



Tesoros de la Fe N°271 julio 2024


Espada de fuego del Señor Dios de los Ejércitos
Palabras del Director Dios no manda nada imposible Regreso del perdón de Santa Ana de Fouesnant a Concarneau San Elías, el profeta de fuego El martirio de las dieciséis carmelitas de Compiègne ¿En qué casos se puede recibir la absolución general sacramental? Elegancia y destreza venciendo a la fuerza y la materia



 Artículos relacionados
¿Qué enseña la Iglesia sobre la homosexualidad? Los medios de comunicación tratan con cierta frecuencia del problema de la homosexualidad. ¿Podría usted decir qué enseña la Iglesia Católica al respecto, y qué recomienda para alejarse de ese vicio?...

Leer artículo

Devastación moral emprendida por la TV Novelas de la TV: efecto desastroso — Las novelas que se transmiten por televisión se volvieron una verdadera manía en algunos hogares y han contribuido en la decadencia de la moralidad y de la vida familiar. Ya no se conversa en familia, todo se aprende de la “madre y maestra” televisión...

Leer artículo

Suicidios en la juventud: ¿Por qué? El siniestro juego “ballena azul” no tiene nada de inocente. Puede llevar a un joven a suicidarse, si acaso la víctima acepta los desafíos propuestos por un desconocido que controla el juego...

Leer artículo

Jesús en lo alto del Calvario Entre las muchas virtudes de que Jesús dio brillantes pruebas en su pasión, descuella el valor con que sufrió tantos dolores sin pronunciar una sola queja y, aún más que esto, el amor que profesaba a los pecadores...

Leer artículo

Hacen falta apóstoles «amantes de la Eucaristía» Ministros del Señor, para quienes el Tabernáculo ha permanecido mudo, la piedra de la consagración fría y la Hostia sagrada memorial respetable pero casi inerte, nosotros somos la causa de que las almas no se hayan apartado de sus malos caminos...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×