Plinio Corrêa de Oliveira Un noble polaco, el conde Stanislaw Kostka Potocki (1752-1821) participaba en una cacería en tierras del rey de Nápoles, cuando le mostraron un caballo considerado indomable. El conde, de inmediato, se quitó la casaca y montó el bravo animal, el cual se dejó subyugar por él. Jacques-Louis David (1748-1825), el conocido pintor francés, representó la escena en el momento en que Potocki daba por consumada su victoria. El caballo, dotado de una musculatura admirable y lleno de una estupenda vitalidad, parece espumar aún bajo el yugo del caballero. Este, aunque casi dando la impresión de fragilidad en relación con la cabalgadura, se mantiene sereno, elegante, enteramente señor de sí y del animal, y saluda a los que aplauden su triunfo. Símbolo admirable de la victoria del espíritu sobre la materia, del hombre sobre lo bruto. * * * ¡Qué bello tema de meditación para los hombres de una época como la nuestra, que tan frecuentemente se dejan dominar, ya no por lo animal, sino por algo que en el orden de los seres es muy inferior, esto es, por la máquina!
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Espada de fuego del Señor Dios de los Ejércitos |
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Flevit super illam San Lucas nos lo relata. Rodeado por sus discípulos y las gentes que, aclamándole, se iban sumando en el camino... |
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San Serafín de Montegranaro Dios suscita santos para que se conviertan en ejemplos de las virtudes diametralmente opuestas a los vicios de su tiempo... |
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San Mateo Mateo, “hijo de Alfeo”, como dice san Marcos (2, 14), se llamaba también Leví, por la costumbre que tenían los hebreos de un segundo nombre, como Saulo y Pablo... |
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El martirio de María ES CIERTO QUE cuanto más se ama una cosa, tanto más se siente la pena de perderla. La muerte de un hermano causa más aflicción que la muerte de un jumento, la de un hijo más que la de un amigo. Para comprender, pues, dice Cornelio Alápide cuán vehemente fue el dolor de María en la muerte de su Hijo, era preciso comprender cuánto era el amor que le tenía; pero ¿quién podrá medir este amor?... |
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El divorcio Años atrás hubo una causa de divorcio muy extraña en la capital de Alemania, Berlín. Tanto el esposo como la esposa pedían a grandes gritos el divorcio; afirmaron terminantemente ante el juez que no volverían a vivir juntos... |
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