Pinceladas Tiempo de Navidad

Erik Ludwig Henningsen, 1890, Colección particular

Felipe Barandiarán

La grisácea claridad de este día invernal se desvanece pronto en la lejanía. Antes que cierre la noche, las luces de los escaparates iluminan la calle, creando una atmósfera cálida y acogedora. El rojizo resplandor de los farolillos se refleja en las ropas y el rostro de los transeúntes. Van de un lado a otro, se paran frente a vitrinas y puestos. Forman pequeños o grandes corrillos, y comentan con ilusión cuanto ven.

Los vendedores ambulantes se afanan en su tarea. La nieve cubre el pavimento adoquinado. Un mozo de reparto tira de su rudimentario trineo, en el que transporta una cesta con botellas. Un par de chiquillos merodean al paso de un pastelero que avanza decidido, equilibrando con garbo la preciosa mercancía que pende en los extremos de ese artesanal yugo: probablemente venda los æbleskiver, esa especie de bollitos redondos untados en mermelada, las galletas de jengibre, o buñuelos, tan típicos de la Navidad danesa.

Abrigada con un chal de lana negro, con el que se cubre graciosamente desde la cabeza, una niña vende las tradicionales muñecas de trapo y los soldaditos de hojalata planos con los que se adornan ventanas y chimeneas en las casas. Completa su oferta con nubes de azúcar.

Los caballeros usan abrigos largos y sombrero de copa o bombín. Hacia nosotros se dirige, ya de retirada a casa, una señorita con varios paquetes en la mano, bien envueltos, recién comprados.

Reina gran animación en esta calle de Copenhague. Es la alegría de la Navidad: el Niño Dios ha nacido. Afloran los sentimientos de bondad, la inclinación al perdón, el deseo de compartir y el gusto de ofrecer regalos como señal de ese afecto.

Todos piensan en la Nochebuena, el momento culminante las celebraciones navideñas. Las familias se reúnen al calor de una mesa bien servida, en la que no faltan las carnes, los pescados y una importante variedad de postres. Tras la cena, se encienden velas en el árbol de Navidad, se cantan villancicos junto y se cuentan historias. La paz reina en las casas.

Al día siguiente, a los pies del árbol, habrá un montón de paquetes con lazos, de todos los tamaños, bien envueltos y cada uno con un nombre escrito en un letrerito. Nuevamente alborozo, agradecimientos y abrazos.

Es Navidad.

Dos concepciones opuestas del arte Palabras del Director
Palabras del Director
Dos concepciones opuestas del arte



Tesoros de la Fe N°276 diciembre 2024


La estrella de Belén conduce a todos a los pies del niño Jesús
Palabras del Director Debemos ascender hasta Dios Los Reyes Magos y la estrella de Belén La vida de los pastores de Belén Otros momentos en que debemos hablar familiarmente con Dios San Pedro Fourier ¿Fuera de la Iglesia hay salvación? Dos concepciones opuestas del arte Tiempo de Navidad



 Artículos relacionados
La falsa misericordia Las advertencias que Nuestro Señor hizo a santa Faustina no tenían otra finalidad que la de sensibilizar a las almas para que implorasen la Divina Misericordia que rebosa de su Sacratísimo Corazón...

Leer artículo

Remedio seguro contra la “coronafobia” El coronavirus domina los noticieros del mundo, provocando una psicosis rara vez vista en los tiempos modernos...

Leer artículo

En la era de los abuelos-niños Un salón decorado con cierta gravedad. Muebles pesados, gran cortina, cuadros y adornos que parecen tener valor...

Leer artículo

El primer gran hospital nació con las Cruzadas y estaba en Jerusalén Un equipo de arqueólogos de la Autoridad de Antigüedades de Israel (AAI), máxima instancia en la materia, dirigida por Renee Forestany y Amit Reem, encontró en el año 2013 las ruinas del primer gran hospital del que se tenga conocimiento en la historia de la humanidad...

Leer artículo

Le ataron las manos porque hacían el bien La mano es una de las partes más expresivas y más nobles del cuerpo humano. Cuando los Pontífices y los sacerdotes bendicen, lo hacen con un gesto de manos...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino