SOS Familia Se necesitan Babettes

En la célebre película «El Festín de Babette», que presenta una magnífica cena del siglo XIX, con sabrosas viandas francesas, encontramos un incentivo para la buena costumbre de las comidas en familia


Bruno de Santa María


Una realización cinematográfica de contenido bastante útil y formativo, al lado de millares de obras perversas, es El Festín de ­Babette. El personaje del título es una joven francesa que, obligada a huir de la guerra, va a parar a una aldea en Dinamarca, notable por su protestantismo rígido y puritano. Ahí es acogida por dos observantes solteronas, hijas del fallecido pastor local.

La mesa puesta con esmerado gusto para la cena

Los sabrosos platos acaban venciendo la sombría mentalidad protestante

Babette en la cocina degusta un vino

Babette mide bien la diferencia entre la vida burbujeante de su país y aquella taciturna y tristona del villorrio nórdico, pero nada parece tener fuerza para cambiar las costumbres locales. En cierto momento ella recibe un premio de lotería, y manda traer de Francia las mejores viandas para ofrecer un banquete a los habitantes del lugar. Los sabrosos platos de la culinaria francesa acompañados de los mejores vinos, en un ambiente decorado con esmerado buen gusto, consiguen al final quebrar el hielo impuesto por la mentalidad protestante, y acaban conmoviendo las rígidas fibras de los hasta entonces rudos y sombríos campesinos. Y la alegría vuelve a brillar en aquellas fisonomías cargadas por una interpretación mal comprendida y deformada del Evangelio.

La película no llega a hablar de una conversión, pero es notorio que el espíritu católico acaba adquiriendo cierto derecho de ciudadanía en aquel ambiente rígido y desprovisto de lozanía.

Una contribución para la solidez de la vida en familia

En la vida diaria, no es necesario un banquete para dar alegría a un hogar. Basta un poco de esfuerzo, dedicación y deseos de agradar. Conocí casas pobres, donde la madre de familia no disponía de otra materia prima más allá del trivial arroz, el frejol, el pollo o la carne, alguna legumbre o verdura. Sin embargo, conseguía hacer agradables comidas con los pocos ingredientes que disponía.

De muchos labios se oía antaño el comentario: “Nada como el arroz con pato de fulana, o el ají de gallina de tal otra...”. Era la consagración del esfuerzo o dedicación amorosos de la ama de casa que no tenía pereza, que se esforzaba en aprender y crear. Y que cumplía con amor su deber, buscando la perfección. Ella contribuía así para la alegría del hogar y para la solidez del matrimonio.

El padre y la madre tienen la obligación de educar a los hijos, y el buen ejemplo es una óptima escuela. Sin embargo, a veces no basta, es necesario tener la paciencia de enseñarles. Educar no es apenas reprender alguna cosa mal hecha o una palabra fea. Es también y sobre todo enseñar de modo atrayente el cumplimiento del deber, encaminándolos a considerar el futuro, a hacer el bien.

La mesa de los niños, D. Entraygues Charles Bertrand, siglo XIX

Los padres que cumplen su deber, en general son premiados con el amor de sus hijos. Pueden también sufrir desilusiones crueles, es cierto. Pero tendrán el confort de la conciencia limpia, que, según el refrán, es la mejor almohada.

Las comidas en familia son excelentes oportunidades para toda esta actividad formativa. Si hubiesen más Babettes, sería menor el número de divorcios. Y muchos tendrían aquella felicidad de situación, aunque a veces tan frágil, que la ilusión­ creada por las novelas de la televisión, por las novedades de las modas y por los chismes la destruye implacablemente.     



"Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" Las Virtudes Cardinales
Las Virtudes Cardinales
"Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia"



Tesoros de la Fe N°54 junio 2006


“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”
Imagen de la Virgen de Fátima ultrajada en la Catedral de Huánuco 500 años de la Basílica de San Pedro “Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia” Se necesitan Babettes Las Virtudes Cardinales San Antonio de Padua Apocalipsis, internet y fin de los tiempos



 Artículos relacionados
¿Se puede sepultar a un protestante en una tumba católica? En mi casa reside una persona protestante. Ella no interfiere en nuestras celebraciones católicas, pero sabemos que no concuerda con muchas cosas...

Leer artículo

Educación de la docilidad Muchos padres se quejan de sus escasos éxitos en cuanto a la obediencia de los hijos. ¿Tienen estos la culpa de ello? ¿No es más bien culpa de los padres? Falla la obediencia porque falla la autoridad...

Leer artículo

Habemus Papam! qui sibi nomen imposuit Franciscum 13 de marzo de 2013: el Papa Francisco I acaba de ser elegido sucesor de San Pedro. Su título oficial es el de Obispo de Roma, Vicario de Jesucristo, Sucesor del Príncipe de los Apóstoles, Sumo Pontífice de la Iglesia Universal, Patriarca de Occidente, Primado de Italia, Arzobispo Metropolitano...

Leer artículo

El Árbol de Navidad del señor D’Auvrigny Desde tiempos inmemoriales la aldea y el castillo mantenían entre sí las mejores relaciones. El conde de Auvrigny era caritativo y a la menor dificultad recurrían al señor, que se encargaba de resolver sus cuestiones...

Leer artículo

El matrimonio antes de Cristo El apóstol san Pablo, al tratar del matrimonio en su Carta a los Efesios, emplea esta expresión de profundo significado: “Es este un gran misterio (sacramento)”...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino