Página Mariana Nuestra Señora de la Caridad del Cobre

El comunismo —los “errores de Rusia”— no consiguió aplastar la devoción a la Patrona del pueblo cubano

Valdis Grinsteins


Pidamos a Nuestra Señora de la Caridad del Cobre que no permita que esta bella devoción caiga en el olvido, ¡y que Ella vuelva a reinar en la antigua Isla del Ave María!

¿Qué motivo hay para que Nuestra Señora quiera aparecerse a ciertas personas? ¿O para aparecerse en cierta fecha y no en otra? Difícil respuesta, pues, excepto en algunas pocas apariciones, en la inmensa mayoría de ellas los motivos que movieron a la Virgen a escoger tal fecha, o a estos o aquellos videntes, permanecen envueltos en un misterio que tendremos la alegría de desvendar en el cielo.

Ésa fue la cuestión que me vino a la mente después de la lectura de la aparición de la imagen de Nuestra Señora de la Caridad – Patrona de la desdichada Cuba, otrora conocida como Isla del Ave María. Primero, por los felices protagonistas del milagro: dos hermanos indígenas, Juan y Rodrigo de Hoyos, y un criollo, Juan Moreno, todos ellos adolescentes y trabajadores en una hacienda. Por lo tanto, nada revelaban de especial. Entonces ¿por qué motivo fueron escogidos? Misterio…

En segundo lugar, por la forma mediante la cual fue encontrada la imagen: flotando en el mar sobre una tabla, en la cual estaba escrito: “Yo soy la Virgen de la Caridad”. Y lo más impresionante es que ¡ni siquiera el borde de su vestido estaba mojado! Hecho este tanto más digno de atención cuando se considera que los tres muchachos habían ido a buscar sal en la costa y se vieron obligados a permanecer tres días en una choza, debido a la turbulencia del mar. Si una canoa no podía navegar sin hundirse, ¿cómo explicar que una imagen de 30 cm permaneciera flotando sobre un mar agitado sin mojarse? Un misterio más…

La elucidación de algunos hechos no aclara los misterios…

En la feliz época en que la imagen apareció, a comienzos del siglo XVII, la situación era muy diferente de la nuestra, encharcada de ateísmo. Lo sobrenatural era tomado muy en serio. Así, por ejemplo, no se piense que los tres jóvenes narraron el episodio de la aparición y todo quedó ahí — creyera quien quisiese. ¡Ni hablar! En aquel tiempo nadie toleraría falsas “apariciones”, hechas por encargo para llamar la atención sobre los “videntes” y sus “mensajes” insulsos.

Fue por eso que, apenas conocida la noticia de la aparición en la hacienda donde trabajaban los tres jóvenes, el mayoral de la propiedad rural envió a un mensajero para avisar a la autoridad inmediata, a la cual debía obediencia. Se trataba del Administrador Real de las minas de la villa del Cobre —así llamada debido a la abundancia de ese metal—, D. Francisco Sánchez de Moya, quien ordenó las primeras medidas a ser tomadas con relación a la imagen.

Aparición de la Virgen a la niña Apolonia


Debía erigirse, de inmediato, una pequeña ermita para abrigarla, para lo cual donó una lámpara de cobre para iluminar a la pequeñita imagen. En seguida, fue nombrada una comisión formada por personas competentes y presidida por el sacerdote de la Villa del Cobre, que debería elucidar todo y elaborar un informe sobre tan extraordinario hecho.

Para tristeza de los ateos e incrédulos del siglo pasado y del actual, que siempre negaron cualquier seriedad a la aparición de la imagen, hace algún tiempo fueron encontrados en Sevilla (España), por el historiador cubano Dr. Levi Marrero, los informes originales de la aparición…

Después de interrogar a los tres muchachos, para ver si caían en contradicción o si declaraban algo contrario a la doctrina católica, la comisión no encontró nada que desmintiese el relato de la aparición. Con todo, nadie conseguía explicar cómo la imagen de la Virgen apareció en el mar.

Un milagro indica el lugar escogido por la Virgen

Después de los interrogatorios, cabía decidir dónde debería quedar la imagen. “En la hacienda”, decían algunos; “En la villa del Cobre”, afirmaban otros. En rigor, ella había aparecido en el mar, cerca de la hacienda; pero era innegable que su culto sería mayor en la villa, donde era mayor el número de habitantes. Sin embargo, la imagen permanecía en la pequeña ermita.

Cierta noche Diego de Hoyos, hermano de los descubridores de la imagen, fue a encender la lámpara de la ermita cuando notó que la virgen no estaba más allí… Incontinenti, corrió para avisar a los moradores de la hacienda. Después de una intensa búsqueda, no encontraron nada. A la mañana siguiente la imagen se encontraba en su lugar, en la ermita…

Este prodigio se repitió tres veces. ¿Qué significaba? Más probablemente que la imagen quería estar en otro lugar. Por eso fue trasladada a la Villa del Cobre. Sin embargo Nuestra Señora había escogido otro lugar, cerca de la ciudad.

Una niña de la región, llamada Apolonia, comunicó haber visto a la efigie de la Virgen en las colinas detrás de la Villa. Para asegurarse de que ése era el lugar donde ella deseaba ser venerada, fue realizada una Misa. Por la noche, fueron vistas tres columnas de fuego en el mismo lugar donde la niña afirmaba haber visto la imagen.

Como el fenómeno se repitió en las dos noches siguientes, no quedó la menor duda. Y hasta hoy allí se encuentra la venerable imagen.

¿Cuál es el origen de la imagen?

Persiste hasta nuestros días un debate sobre el origen de la imagen, pues en una época en que nadie en el Caribe tenía la capacidad de realizar una escultura de aquella categoría, necesariamente debió ser traída de algún otro lugar. La opinión más aceptada era que el conquistador Alonso de Ojeda la hubiese dejado en poder de los indios, cuando estuvo en las costas de Cuba a comienzos del siglo XVI.

La imagen de la Virgen de la Caridad es encontrada flotando en el mar

En efecto, este audaz navegante, después de sobrevivir a un naufragio en la región de los pantanos y ver morir de hambre y cansancio a varios de sus hombres, fue encontrado por los indios Cueiba, con los cuales estableció armoniosas relaciones. Para agradecer el auxilio concedido, les obsequió una imagencita que había traído de España, al mismo tiempo en que procuró enseñarles las verdades elementales de nuestra religión. Lamentablemente la barrera de la lengua dificultó mucho ese trabajo. Pero Ojeda consiguió que los nativos, siempre que les señalaba la imagen, repitiesen Ave María. Por eso, durante cierto tiempo la isla de Cuba fue conocida como Isla del Ave María.

Ni la persecución comunista consiguió borrar la veneración a la imagen

La imagen de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre siempre ocupó destaque especial en la devoción de los católicos cubanos, a punto de ser proclamada, en 1916, Patrona de la Isla. Si por un lado los milagros operados por ella fueron numerosos, infelizmente también contra ella se manifestaron el odio y el desprecio. En 1899, su Santuario fue profanado por bandidos, que robaron las más valiosas joyas y cortaran la cabeza de la sagrada imagen para extraer un diamante.

Mucho peor, sin embargo, es la política satánica del régimen de Fidel Castro contra la imagen, lo que ha despertado reacción y actos de desagravio. No se trata ahora de quitarle sus joyas, sino peor: impedir la aproximación de las almas que le son devotas — verdaderas joyas espirituales. El gobierno cubano no autoriza muchas peregrinaciones al lugar, vigilando de cerca a los visitantes. Éstos pueden ser privados de la educación universitaria, o verse privados de su trabajo, el que —en un país donde el único patrón es el Estado— representa una tragedia. Por lo demás, el régimen castrista promueve todo tipo de inmoralidades entre los jóvenes para apartarlos de las prácticas religiosas. Pero aún así no consiguió extinguir la devoción a la Patrona de Cuba.

Pidamos a Nuestra Señora que proteja a sus hijos fieles en la isla-prisión, no permitiendo que esta bella devoción caiga en el olvido. Pues un país que pierde la devoción a su Patrona entra en agonía. ¡Y nuestro anhelo es que Nuestra Señora de la Caridad del Cobre vuelva a reinar en la antigua Isla del Ave María! 


Fuentes de referencia.-

* María y sus gloriosos títulos, Editora Lar Católico, 1ª edición, 1958.
* P. Rubén Vargas Ugarte S.J., Historia del Culto de María en Iberoamérica, Talleres Gráficos Jura, Madrid, 3ª edición, 1956.
* Eugenia García Guzmán, La Virgen de la Caridad del Cobre y el futuro de Cuba, CubDest, 1999.

El padre y la madre son los mejores maestros; el hogar es la mejor escuela Del amor eterno de Dios hacia nosotros
Del amor eterno de Dios hacia nosotros
El padre y la madre son los mejores maestros; el hogar es la mejor escuela



Tesoros de la Fe N°129 setiembre 2012


Nuestra Señora de la Caridad del Cobre - Celestial Patrona de Cuba
Nº 129 - Setiembre 2012 - Año XI Conversión de personas insignes Acelerada marcha del nudismo El padre y la madre son los mejores maestros; el hogar es la mejor escuela Nuestra Señora de la Caridad del Cobre Del amor eterno de Dios hacia nosotros Santa Pulqueria Matrimonio con disparidad de culto ¿Es el ángel de la guarda menos inteligente que el demonio?



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