En este artículo se enuncian tres verdades que conviene saber y creer: 1) Que el mundo, según ahora le conocemos, ha de ser destruido y tendrá fin; 2) que en el último día del tiempo han de resucitar todos los hombres que hayan existido y existan hasta entonces, con los mismos cuerpos y almas que tuvieron; 3) que Jesucristo bajará del cielo a juzgarlos, esto es, a dar a cada uno el galardón o castigo eternos según sus buenas o malas obras (Pbro. D. Eulogio Horcajo Monte de Oria, «El Cristiano Instruido en su Ley», Madrid, 1891, p. 72).
El séptimo artículo del Credo nos enseña que al fin del mundo Jesucristo, lleno de gloria y majestad, vendrá del cielo para juzgar a todos los hombres, buenos y malos, y dar a cada uno el premio o el castigo que hubiere merecido. Si bien, seremos juzgados por Jesucristo en el Juicio Particular, [también] hemos de ser juzgados todos en el Juicio Universal por varias razones: La suprema glorificación En el Juicio Universal se manifestará la gloria de Dios, porque todos conocerán con cuánta justicia gobierna Dios el mundo, aunque ahora se ven muchas veces afligidos los buenos y en prosperidad los malos. Se manifestará la gloria de Jesucristo porque, habiendo sido injustamente condenado por los hombres, aparecerá entonces a la faz de todo el mundo como juez supremo de todos. En el Juicio Universal se manifestará la gloria de los santos porque muchos de ellos, que murieron despreciados de los malos, serán glorificados a la vista de todo el mundo. Será grandísima la confusión de los malos, mayormente la de aquellos que oprimieron a los justos o procuraron en vida ser estimados como hombres buenos y virtuosos, al ver descubiertos a todo el mundo los pecados que cometieron, aun los más secretos (Catecismo Mayor de San Pío X, Ed. Magisterio Español, Vitoria, 1973, p. 21).
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![]() La Virgen del Consuelo |
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Noveno artículo del Credo - IV Creo en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos Llamamos al Obispo Pastor legítimo porque la jurisdicción, esto es, el poder que tiene de gobernar a los fieles de la propia diócesis, se le ha conferido según las normas y leyes de la Iglesia... |
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Primer artículo del Credo - I Creo en Dios, Padre todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra La palabra ‘creo’ no tiene el significado de ‘pensar’, ‘juzgar’, ‘opinar’. Significa una adhesión absolutamente segura, por la cual la inteligencia acepta, con firmeza y constancia, los misterios que Dios le manifiesta... |
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Introducción El símbolo de los Apóstoles Se llama Credo, por la primera palabra con que comienza, y Símbolo, porque era la señal o fórmula con que se reconocían los cristianos católicos en los primeros tiempos. El que quería tomar parte en la misa o en los divinos misterios, era examinado por el símbolo; si no lo sabía, no era admitido... |
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Noveno artículo del Credo - III Creo en la Santa Iglesia Católica, en la Comunión de los Santos La Iglesia docente y la Iglesia discente son dos partes distintas de una misma y única Iglesia, como en el cuerpo humano la cabeza es distinta de los otros miembros, y con todo forma con ellos un solo cuerpo. Componen la Iglesia docente todos los Obispos, con el Romano Pontífice a la cabeza, ya se hallen dispersos, ya congregados en Concilio. Componen la Iglesia discente o enseñada todos los fieles... |
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Primer artículo del Credo - II Creador del cielo... Al par del firmamento Dios creó de la nada a seres de naturaleza espiritual, los innumerables ángeles, cuyo ministerio era servirlo y asistir delante de su trono. Les confirió después el admirable don de su gracia y poder... |
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