El código de comportamiento para todo hombre, y por excelencia para todo cristiano, está contenido en los Diez Mandamientos de la Ley de Dios. Por eso, nunca está de más insistir en ellos, sobre todo en una época como la nuestra, en que las nociones más elementales de la religión y la moral católica parecen casi olvidadas. En éste y en los próximos números abordaremos tan importante materia, basados en el «Catecismo Mayor», promulgado por el Papa San Pío X hace exactamente cien años atrás. Sobre su permanente actualidad, el entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Cardenal Ratzinger, hoy Benedicto XVI, comentó: «el Catecismo de San Pío X conserva siempre su valor [...] No hay que olvidar que aquel Catecismo procedía de un texto que fue preparado por el propio Papa cuando era obispo de Mantua. Se trataba de un texto fruto de la experiencia catequística personal de Giuseppe Sarto y que tenía los rasgos de sencillez de exposición y de profundidad de contenidos» (cf. Zenit-Avvenire, 2/05/2003).
Los Mandamientos de la Ley de Dios son diez: Yo soy el Señor tu Dios. Los Mandamientos de la Ley de Dios tienen este nombre porque el mismo Dios los ha impreso en el alma de todo hombre, los promulgó en la antigua Ley sobre el monte Sinaí, grabados en dos tablas de piedra, y Jesucristo los ha confirmado en la nueva Ley. Los mandamientos de la primera tabla son los tres primeros, que miran derechamente a Dios y a los deberes que con Él tenemos. Los mandamientos de la segunda tabla son los siete últimos, que miran al prójimo y a los deberes que tenemos con él. Estamos obligados a guardar los mandamientos, porque todos hemos de vivir según la voluntad de Dios, que nos ha creado, y basta quebrantar gravemente uno solo para merecer el infierno. Está en nuestro poder guardar estos mandamientos con la gracia de Dios, quien siempre está pronto a darla a quien debidamente se la pide. En cada mandamiento ha de considerarse la parte positiva y la parte negativa; a saber, lo que nos manda y lo que prohíbe. Primer mandamiento: «Amarás a Dios sobre todas las cosas» Al principio de los mandamientos se dice: Yo soy el Señor tu Dios para que entendamos que Dios, por ser nuestro Creador y Señor, puede mandarnos lo que quiera, y nosotros, sus criaturas, estamos obligados a obedecerle. Con las palabras del primer mandamiento, Dios nos ordena que le reconozcamos, adoremos, amemos y sirvamos a Él solo, como a nuestro supremo Señor. El primer mandamiento se cumple con el ejercicio del culto interno y externo. Culto interno es la honra que a Dios se da con las facultades del espíritu únicamente; a saber, con el entendimiento y la voluntad. Culto externo es el homenaje que se rinde a Dios por medio de actos exteriores y de objetos sensibles. No basta adorar a Dios nada más que con el corazón interiormente, sino que es necesario adorarle también exteriormente, con el espíritu y con el cuerpo, porque es Creador y Señor absoluto del uno y del otro. No puede en manera alguna subsistir el culto externo sin el interno, porque aquél, desacompañado de éste, queda privado de vida, de mérito y de eficacia, como cuerpo sin alma (Catecismo Mayor de San Pío X, Ed. Magisterio Español, Vitoria, 1973, pp. 49-51).
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Habemus Papam |
Sétimo Mandamiento No robarás Robar quiere decir tomar injustamente el bien ajeno contra la voluntad de su dueño, es decir, cuando éste tiene toda la razón y el derecho de no querer ser privado de ella. Se prohíbe el robar porque se peca contra la justicia y se hace injuria al prójimo... | |
Sexto y Noveno Mandamientos No cometerás actos impuros; y, no consentirás pensamientos ni deseos impuros Estos mandamientos prohíben el adulterio y todo lo que es contrario a la virtud de la castidad. Prohíbe: 1) todo acto exterior de impureza: discursos, miradas, tocamientos y otras acciones deshonestas; 2) las ocasiones que inducen a la impureza... | |
Quinto Mandamiento No matarás El escándalo es contrario al quinto mandamiento, porque hiere y mata al prójimo en su alma. Es un homicidio espiritual. Se entiende por escándalo, todo lo que puede ser para el prójimo ocasión o motivo de caída espiritual... | |
Primer Mandamiento Amarás a Dios sobre todas las cosas En virtud del primer mandamiento debemos reconocer al verdadero Dios, al Dios vivo, personal, Creador y Señor del universo, verdadero Dios que toda la naturaleza proclama, que la luz de la razón lo mismo que la de la fe nos muestran con evidencia... |
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