¿Por qué llora Nuestra Señora? Actos sacrílegos y blasfemos apremian la necesidad de reparación

Estupor, indignación y ánimo de reparación. Es lo que siente un católico al tomar conocimiento del sacrílego atentado perpetrado el 18 de abril pasado contra la imagen de la Santísima Virgen del Carmen, que fuera coronada canónicamente en 1926 como Reina y Patrona de Chile, en nombre del Papa Pío XI, por el legado papal Mons. Benito Aloisi Masella ante 600 mil fieles, y que es también la devoción mariana más difundida entre el pueblo peruano.

Sin embargo, pocos medios de prensa locales se ocuparon de lo ocurrido, y sin darle la importancia que merece.

La Patrona de Chile, antes y después del atentado

Lo cierto es que aquel infortunado día, a las 10 de la mañana, la histórica imagen de Nuestra Señora del Carmen fue quemada intencionalmente en su altar de la Catedral de Santiago, al punto de quedar irreconocible, así como el Niño Jesús que lleva en los brazos.

Se podrá objetar que quienes cometen atentados así son enfermos mentales, o ebrios, o en todo caso inconscientes que no miden lo que hacen, y que por lo tanto no hay que darle mayor relieve a estas noticias.

Convengamos que varios de esos atentados pueden haber sido materialmente cometidos por embriagados, drogados o enfermos mentales; pero es difícil imaginar que éstos se hayan puesto de acuerdo a lo largo de todo Chile, y de modo sistemático, para realizar tales atentados sacrílegos, con una especial intensidad en los años recientes.

“El deplorable hecho —según resalta un comunicado del movimiento Acción Familia no puede ser visto como un mero caso aislado o producto de una mente desquiciada. Es fruto de una creciente pérdida de fe y de un alarmante crecimiento de movimientos que propugnan el odio a Dios, que hace pocos años con el mismo odio causaron el homicidio de un sacerdote en la propia Catedral de Santiago”.

Alguien podrá afirmar que atentados así están lejos de ocurrir entre nosotros, porque  la gran mayoría de la población es religiosa. Pero la cuestión es otra: ¿los católicos peruanos somos consecuentes con nuestra fe? ¿Cómo reaccionaríamos ante un atentado semejante? ¡Que Dios nos libre de que ocurran! Pero, sobre todo, ¡que nos libre de la indiferencia! Pues en materia moral, la indiferencia ante hechos graves tiene estrechas analogías con la lepra en el aspecto físico, con sus corolarios de insensibilidad y descomposición.

*     *     *

Éste no es el único agravio que clama por reparación. Una blasfemia inimaginable exhibida en el Dommuseum, Museo Diocesano de Viena, a pocos pasos de la magnífica Catedral dedicada a San Esteban, ha motivado la indignación de miles de católicos. La exposición, titulada “Religión, Carne y Poder”*, contiene una representación de Nuestro Señor y los Apóstoles en la Última Cena figurada como una orgía homosexual.

Expone asimismo a un Crucificado despojado de toda vestidura y la escena de la Flagelación en la que un verdugo desnudo está realizando un acto lascivo con el Cuerpo del Redentor.

El “artista” responsable por la torpe ofensa es Alfred Hrdlicka, pintor y escultor que se declara ateo y marxista. Pero el mayor de los desconciertos, ¡es porque la exhibición se presenta en el museo del Arzobispado!

La “obra” más hiriente fue removida por una orden del cardenal Schönborn. Sin embargo, otras piezas gravemente ofensivas continuaron exhibiéndose hasta la clausura de la exposición.

Estimado lector, al terminar de leer estas líneas, no deje de ofrecer un acto de reparación a Nuestro Divino Salvador, tan ofendido por aquellos mismos por los que derramó su sangre preciosísima.     



* www.religionandspirituality.com/currentEventsview.php? StoryID=20080327-091042-9742r

Idolatría y culto a las imágenes Estandarte de la Victoria contra los males de nuestra época
Estandarte de la Victoria contra los males de nuestra época
Idolatría y culto a las imágenes



Tesoros de la Fe N°78 junio 2008


Jesús, manso y humilde de corazón, haz nuestro corazón semejante al tuyo
Actos sacrílegos y blasfemos apremian la necesidad de reparación Estandarte de la Victoria contra los males de nuestra época Los deberes mutuos de los cónyuges Consideraciones sobre la oración (V) Santa Germana Cousin La virtud de la castidad El infierno existe y es eterno Idolatría y culto a las imágenes



 Artículos relacionados
Los objetos preciosos y la doctrina católica No sería justo juzgar la profesión de orfebre en sí misma inútil o nociva, y ver en ella una injuria a la pobreza, casi un desafío lanzado a los que no pueden tener parte en ello. Sin duda, en este campo más que en otros, es fácil el abuso...

Leer artículo

Ambientes y formación moral Por motivos que no son apenas convencionales, ciertos colores, ciertas líneas, ciertas formas de objetos materiales, ciertos perfumes y ciertos sonidos tienen afinidad con estados de espíritu del hombre...

Leer artículo

El Palacio de la Señoría de Florencia Durante mucho tiempo, el palacio señorial de Florencia fue la sede del gobierno de un pequeño Estado —el Gran Ducado de Toscana, en Italia— que ocupó en la cultura y el pensamiento humano un lugar destacado...

Leer artículo

Grandezas y glorias de San José En una aparición a santa Margarita de Cortona (1247-1297), Nuestro Señor le recomendó: “Manifestad cada día, con un tributo de alabanza, vuestra respetuosa devoción a la bienaventurada Virgen María y a San José, mi padre nutricio”...

Leer artículo

La cultura de la intemperancia: la Cultura Pop LO QUE CARACTERIZA cada vez más al hombre promedio actual es que ya no puede ordenar su vida, su actividad y su voluntad según una jerarquía de valores y principios eternos, dejándose, por el contrario, llevar como una pluma al viento por el espíritu de la época, por las corrientes de la moda, por los anuncios en los medios de comunicación social y por la propaganda política. ...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino