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Gran orador sagrado del siglo XVII Plinio Corrêa de Oliveira
Este cuadro representa a Jacques-Bénigne Bossuet (1627-1704), el famoso obispo de Meaux (a 40 km al nordeste de París), gran orador sagrado con un dominio perfecto de su palabra sonora e impecable. En él se nota el ascendiente sobre toda la atmósfera imponderable a su alrededor, en la cual numerosas personas lo oían y aplaudían. Son hombres de corte, príncipes, duques, prelados, mariscales. Se nota también la estabilidad y la fuerza que su personalidad refleja. ¿Existe la posibilidad de que él, de repente, diga una tontería? — No. ¿Existe la posibilidad de que apostate de la fe? — Tampoco. ¿Es un hombre al cual se le puede hacer una broma impertinente? — Todo en él esta protegido por un nimbo, que hace que eso sea imposible. Esa fuerza, gravedad y estabilidad eran características de los viejos tiempos. Llama la atención el hecho de que Bossuet esté tan adornado. Era la costumbre de la época. Muchos otros, de poca personalidad, solían exagerar, usando demasiados adornos —lazos vistosos, pelucas, etc.— justamente para esconder la falta de presencia.
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El mensaje de Fátima ¡Por fin, mi Inmaculado Corazón triunfará! |
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Villancicos en Lucerna Un lánguido sol dorado desaparece lentamente tras las montañas. La nieve del valle recoge sus últimos reflejos y difumina una difusa luz anunciando las últimas horas del día... |
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Como es el pueblo, es el sacerdote Sicut populus sic sacerdos, ha dicho con profundo pensamiento el profeta Joel: como es el pueblo es el sacerdote. O dicho de otra manera: el sacerdote es el exponente de la piedad y de la cultura de un pueblo... |
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El Sacramento del Matrimonio - II El Espíritu Santo es el espíritu de consejo y del entendimiento, que aclara la inteligencia de los jóvenes oscurecida por la sensualidad... |
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El cazador de venados En aquella abrasadora zona que con el nombre de Tierra Caliente atraviesa a Méjico de Oriente a Poniente... |
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Plinio Corrêa de Oliveira, cultivó desde su infancia, los más excelentes valores cristianos En estas líneas, intenté dar algunos trazos de cómo Plinio, desde niño, ya respiraba valores contra-revolucionarios. Con los años, él creció ultramontano— como eran llamados en el siglo XIX los católicos antiliberales y fieles al Papado—, monarquista, antimodernista, católico en todas sus manifestaciones. Con la lectura de autores como De Bonald, Donoso Cortés, Veuillot, y de numerosos santos como San Pío X, él explicitó y formuló de modo sistemático sus teorías, su Weltanschauung(visión del universo), aunque todas ellas ya existían en su alma en estado germinal. ¿Cómo esta germinación fue posible en una ciudad moderna, incrustada en el Nuevo Mundo? ¿Por una gracia especialísima de la Santísima Virgen? Ciertamente sí. Pero ello nos lleva a otras consideraciones: si Dios suscitó una personalidad como la del Dr. Plinio, ¿no será esto una primera gracia y un primer paso para un cambio radical en el rumbo de los acontecimientos? ¿No estará próxima la restauración de la civilización cristiana?... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino