Verdades Olvidadas Algunas reglas de urbanidad

S. Juan Bautista de La Salle enseñando (detalle), Cesare Mariani, 1883 – Museos Vaticanos

El pecado nos ha puesto en la necesidad de vestirnos y de cubrir nuestro cuerpo. Por ese motivo, puesto que siempre llevamos con nosotros la condición de pecadores, nunca debemos mostrarnos, no solo sin vestidos, sino inclusive sin estar totalmente vestidos. Es lo que exigen tanto el pudor como la ley de Dios.

Aunque muchas personas se tomen la libertad de estar con frecuencia en ropa de dormir y a veces incluso sin calzado. Y aunque parezca que, con tal de no salir de casa de esa forma, esté permitido hacerlo todo así vestido, sin embargo, ofrece una imagen de excesivo descuido permanecer mucho tiempo vestido de ese modo.

Se considera contrario a la urbanidad andar con ropa de dormir, por comodidad, en cuanto se entra en casa, y mostrarse con esa ropa. Solo a los ancianos y a las personas enfermas se les puede permitir tal cosa. Sería, incluso, faltar al respeto con cualquier persona, que no fuera un inferior, recibir su visita en esa forma.

Es muy conveniente acostumbrarse a no hablar nunca a nadie, salvo a los sirvientes, sin estar totalmente vestido con las ropas habituales. Eso es propio de un hombre sensato y bien ordenado en su conducta.

Manda también la decencia vestirse con mucha diligencia y ponerse primero las prendas que cubren más el cuerpo, para ocultar lo que la naturaleza no quiere que se muestre. Lo cual debe hacerse siempre por respeto a la majestad de Dios, cuya presencia se ha de tener continuamente ante los ojos.

Hay mujeres que necesitan dos y tres horas, y a veces mañanas enteras, para vestirse. Se podría decir de ellas, con justicia, que su cuerpo es su dios, y que el tiempo que emplean para adornarlo lo roban a aquel que es su único Dios, vivo y verdadero, y al cuidado que deben tener de su familia y de sus hijos, que siempre han de considerar como los deberes indispensables de su estado. Sin duda no pueden proceder así sin violar la ley de Dios.

Es incivilizado y poco educado desvestirse en presencia de los demás. Tampoco es educado, cuando se está en compañía, quitarse los zapatos o levantar los pies. Esto, a veces, sucede a personas que buscan sus comodidades, pero en modo alguno puede admitirlo la cortesía.

Así como pide la decencia que al vestirse uno se ponga siempre primero las prendas que cubren más el cuerpo, del mismo modo la urbanidad pide que al desvestirse se quiten esas mismas ropas en último lugar, para no ser visto nunca sin estar vestido de manera decente.

 

* San Juan Bautista de La Salle (1651-1719), Reglas de Cortesía y Urbanidad Cristiana, Segunda parte: De la urbanidad en las acciones comunes y habituales, Capítulo 2: Del modo de vestirse y de desvestirse.

Palabras del Director Nº 239 – Noviembre de 2021 – Año XX Calendario del Bicentenario - Noviembre 2021
Calendario del Bicentenario - Noviembre 2021
Palabras del Director Nº 239 – Noviembre de 2021 – Año XX



Tesoros de la Fe N°239 noviembre 2021


1917 La Revolución Comunista Rusia esparcirá sus errores por el mundo
La carta Noviembre de 2021 – Año XX Algunas reglas de urbanidad Calendario del Bicentenario - Noviembre 2021 Fátima y el comunismo: dos profecías irreconciliables El Paraíso Celestial Santa Gertrudis de Helfta ¿Por qué Jesús llamó “mujer” a su madre en las bodas de Caná? Falsas representaciones de la fisonomía de los santos



 Artículos relacionados
El Sol, espejo de Dios Compuesto por una masa de gases en fricción, que generan altísimas temperaturas, no tiene pensamiento, ni conocimiento, ni plan. Arde sin cesar, pero es indiferente a todo y continúa su ciclo...

Leer artículo

Símbolos religiosos en lugares públicos Los medios de comunicación informan de ciertos arbitrios legales para que se remuevan los símbolos religiosos de “lugares de amplia visibilidad y de atención al público”, en diversas partes del mundo. Medidas análogas, de alcance más o menos restrictivo, han sido noticiadas aquí y allá...

Leer artículo

¡Satanismo para la juventud! El rock and roll ejercía en el pasado una mayor atracción hacia la juventud, superado ahora por otros sonidos superlativamente cacofónicos y aberrantes. Sin embargo, no cabe duda que continúa sirviendo como medio de iniciación a la irracionalidad, al desvarío e incluso al satanismo para un...

Leer artículo

Educación de la docilidad Muchos padres se quejan de sus escasos éxitos en cuanto a la obediencia de los hijos. ¿Tienen estos la culpa de ello? ¿No es más bien culpa de los padres? Falla la obediencia porque falla la autoridad...

Leer artículo

Cristo en la tempestad del mar de Galilea Sobre el mar de Galilea, ese lago de agua dulce normalmente caluroso y tranquilo, soplan repentinamente vientos fuertes desde el desierto, que levantan olas de hasta tres metros de altura...

Leer artículo





Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino

×