Francisco José de Goya y Lucientes, 1798, Cúpula de la Ermita de San Antonio de la Florida, Madrid
Reveló Dios a Antonio, cuando estaba predicando en Padua, el peligro en que se hallaba su inocente padre, el mismo día en que había de ejecutarse la sentencia. Se quedó “suspenso” —dicen las crónicas— y apareció en Lisboa, abogando en el tribunal de los jueces. Agotados los recursos, suplicó le acompañaran hasta la sepultura para tomar declaración al muerto. Este es el episodio que Goya escoge para decorar la cúpula de la ermita de la Florida. En torno a una barandilla anular, asoman un tropel de personajes en actitudes dispares, más de cincuenta, testigos del milagro, reducidos casi a esquema por unos brochazos violentos. Personajes de arrebatadora personalidad y entidad propia, dignos de figurar en la colección de estampas de “Los Caprichos” del artista, en las que azota los vicios y abusos de la sociedad sin piedad, pero con gracia y originalidad, no exenta de ironía. Entre este informe gentío se destaca la figura del santo, levemente inclinado sobre un pequeño montículo rocoso, con su hábito de franciscano, la cabeza nimbada como único símbolo sobrenatural. Con expresión concentrada, apretando los labios, se dirige al difunto que, apoyado en un escabel, es sostenido por un hombre que le coge por la cintura. Se trata de un cuerpo mortecino, brazos y manos en actitud orante, rostro desencajado, los ojos casi cerrados, pero la boca abierta, declarando la inocencia del acusado. La mujer que abre los brazos con rostro angustiado, parece ser la madre del santo. Tras ella, Unos muchachos quieren acercarse al espectáculo y trepan, sin respeto, a la barandilla. A continuación, dándonos la espalda, un hombre huye. Tipo de labriego de ancho sombrero que, agachada la cabeza, parece apresurarse para salir del círculo de espectadores. Su gesto ha hecho suponer que Goya quiso representar al asesino. Al lado, dos severas cabezas que forman parte de “los indiferentes” según la descripción del profesor Enrique Lafuente Ferrari. ¡Porque siempre hay indiferentes ante la virtud, ante lo portentoso o sublime! Ellos son los hombres “sensatos”… y, probablemente, mediocres, envidiosos y, por fin, claro, vengativos. El alboroto cunde. Los personajes se arremolinan contemplando el suceso. El resucitado, tras testificar, volverá a la muerte. Y en medio de la confusión, el fraile desaparece sin nadie percibirlo, retomando su sermón en Padua.
Francisco José de Goya y Lucientes (1746-1828). Cuando Goya comienza a pintar en San Antonio de la Florida, en 1798, ha cumplido ya más de cincuenta años y ha triunfado en la capital del reino, Madrid. Su pintura ha experimentado ya ese cambio brusco, que se acusa tras superar la grave enfermedad de 1792, y cuya fatal consecuencia sería la sordera. El pintor se encierra en sí mismo y dejará fluir en el dibujo, grabado y pintura su forma de ver, comprender y sobrellevar la realidad. En sus retratos buscará la psicología del personaje, y centrará su atención en el gesto y la mirada.
|
![]() Descendiente de la Casa Real de David |
![]() |
El pecado hace desgraciados a los pueblos Ciertamente que Dios nunca ni por nada abandona a su Iglesia; por lo cual nada tiene esta que temer de la maldad de los hombres. Pero no puede prometerse igual seguridad a las naciones cuando van degenerando de la virtud cristiana... |
![]() |
El precursor: San Juan Bautista CUANDO EL ÁNGEL anunció a María la sublime dignidad de ser la Madre de Dios, le dijo también que su prima Isabel daría a luz a un niño, destinado por Dios, para preparar a las gentes a recibir al Mesías... |
![]() |
¿Por qué hay estaciones del Vía Crucis que no figuran en las Escrituras? Según la tradición de los religiosos de la Orden Franciscana, custodios de los Santos Lugares desde 1342, la Santísima Virgen habría sido la primera en realizar el piadoso ejercicio de recorrer el camino que siguió Nuestro Señor Jesucristo... |
![]() |
La dignidad sacerdotal La dignidad del sacerdote es tal, que, según la expresión de san Agustín,* el Hijo de Dios encarna en sus manos como en otro seno de la Virgen... |
![]() |
Galería del Palacio de Schönbrunn En esta galería del Palacio de Schönbrunn, en Viena, se percibe el esplendor del estilo del Ancien Régime. Ella refleja alguna inspiración en la famosa Galería de los Espejos del Château de Versailles... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino