Plinio Corrêa de Oliveira
Antes de Pedro el Grande, Rusia había desarrollado lenta y penosamente una espléndida civilización, profundamente marcada en muchos aspectos por la influencia cristiana, y que revelaba al mismo tiempo un alma nacional rica y magníficamente original. “Lenta y penosamente”, dijimos. Porque el núcleo de la cultura y la civilización rusas debía ser la Iglesia, y el cisma, al haber separado al Imperio Moscovita de la única y verdadera Viña de Jesucristo, obstaculizó gravemente el desarrollo adecuado y pleno de ese país. Más tarde, la acción de Pedro el Grande —beneficiosa en muchos aspectos— desvió la cultura rusa en una dirección cosmopolita (o al menos precosmopolita). Pero de los tiempos nostálgicos de la Rusia católica quedaron muchas tradiciones, con una vitalidad admirable. Dejaron ver que la Providencia no había abandonado a la gran nación eslava, y que las preciosas raíces de la civilización cristiana permanecían allí, a espera de la hora de Dios para, después de la reconciliación con Roma, poder producir abundantes frutos.
Todas estas ideas están representadas simbólicamente por esta mitra del siglo XVIII, en forma de corona, para que los dignatarios eclesiásticos la lleven en las ceremonias oficiales. La primera impresión que da es de riqueza. Un examen minucioso muestra cómo esta riqueza estaba ennoblecida y ordenada por un sentido de la armonía y la proporción, un gusto y una majestuosidad evidentes. Espléndida manifestación de una elevada idea de la sublime dignidad del Sacerdocio y de la Religión. Todos los elementos positivos de la antigua y legendaria Rusia traslucen aquí admirablemente. * * * Una risa vulgar, una cordialidad poco convincente, una expresión, un porte y una actitud fuertemente rastacuera —es imposible utilizar otra expresión— caracterizan al omnipotente capataz de esa gran e infeliz esclavitud a que el comunismo ha reducido a Rusia. Es el símbolo de la nueva era, en la que se niegan todos los elementos superiores de la cultura y, bajo el signo del materialismo más burdo, solo la fuerza y la técnica tienen valor oficial. Es la Revolución igualitaria y atea, en todo su horror. Estas consideraciones nos llevan a rezar a Nuestra Señora, Patrona de Rusia, para que, liberada del cisma y del ateísmo, esa nación reviva en el seno de la Iglesia en un orden de cosas profundamente contrarrevolucionario.
* “Catolicismo”, n° 101, mayo de 1959.
|
![]() La sagrada flor de Lima La Rosa de la Ciudad de los Reyes |
![]() |
San Serafín de Montegranaro Dios suscita santos para que se conviertan en ejemplos de las virtudes diametralmente opuestas a los vicios de su tiempo... |
![]() |
Todos los Santos La Santa Iglesia instituyó esta fiesta, en la cual se conmemoran a todos los santos juntos, incluso a los que no han sido canonizados, para que podamos invocarlos y pedir su auxilio en las asperezas de esta vida... |
![]() |
La gracia divina antes de la venida de Cristo Quisiera saber si la doctrina católica sobre la gracia se aplica también para aquellos que vivieron antes de Cristo y, en caso de que la respuesta sea afirmativa, si lo era apenas para los judíos... |
![]() |
¿Es posible el sacerdocio femenino en la Iglesia? La pregunta de nuestra consultante es muy oportuna, porque la Asamblea Especial del Sínodo de los Obispos sobre la Amazonía y el mal llamado “camino sinodal” de la Iglesia alemana han reabierto el debate sobre la posibilidad de tener un ministerio ejercido por mujeres en la Iglesia... |
![]() |
Las apariciones de la Virgen en Tre Fontane El 12 de abril de 1947, y luego tres veces más en el mes de mayo siguiente, la Santísima Virgen se apareció al conductor de tranvías Bruno Cornacchiola en la zona de Tre Fontane, en Roma, cerca del lugar del martirio de san Pablo... |
Promovido por la Asociación Santo Tomás de Aquino