“¡Esto es Iglesia Católica! ¡Oh Iglesia Católica!” Es de noche en Venecia. En la Plaza de San Marcos la ola de turistas está ausente, las palomas están durmiendo, la catedral se presenta en su majestuosa soledad, espléndidamente iluminada, dejando percibir el blanco reluciente del mármol, sus pormenores y la línea general del conjunto. En esta magnífica catedral de San Marcos se distinguen tres profundidades. En primer lugar la arquería, que tiene como centro un arco mayor presentando un magnífico mosaico, y encima suyo una terraza. En seguida la parte superior de este primer cuerpo del edificio, con una especie de ojiva central muy grande donde se perciben los famosos caballos, dos torreones, y a cada lado ojivas muy abiertas coronadas con figuras. La tercera parte está constituida por la cúpula de la catedral y algunas pequeñas torres. La iluminación resalta la parte blanca del edificio, que así parece constituida de ladrillos de azúcar. Pero se notan también sombras llenas de misterio en aquella espléndida galería de arcos de la planta baja. Frente a esta catedral, se forma en nuestra mente una impresión dominante: el espíritu de fe con que ella fue construida; y, a partir de ese espíritu de fe, la aspiración de lo maravilloso y de lo grandioso manifestada en alabanza de San Marcos. Es uno de las mil destellos deslumbrantes del espíritu católico, que nos lleva a exclamar: “¡Esto es Iglesia Católica! ¡Oh Iglesia Católica!”
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San Vicente FerrerEl Ángel del Apocalipsis |
Peregrinando dentro de un vitral Imaginemos un vitral en forma circular, o sea, un rosetón. Un mundo de colores diferentes. Dentro del conjunto de colores, se podría hacer un paseo: ora “entrar” en el cielo color de añil, ora en el dorado absoluto... | |
Espíritu francés Francia tiene un poco de todo de las demás naciones europeas. En la gentileza aparece algo de la bondad portuguesa; en el mosquetero se nota cualquier cosa del garbo español; en el arte se ven algunas semejanzas con el buen gusto italiano; en el espíritu lógico se observa alguna cosa del genio alemán... | |
La impregnación de las alegrías de la Navidad La fiesta de la Santa Navidad tiene el privilegio —al menos es la impresión personal que tengo— de interrumpir el tiempo. Una persona puede estar en la peor situación aflictiva; al llegar la Navidad, se abre como que un paredón y las desgracias quedan del otro lado. ¡Repican las campanas, la Navidad comenzó! ¡Cristo nació: alegría para todos los hombres!... | |
¿Sólo el arte sacro puede ser cristiano? Cristiana es la sala como cristiana es la capilla. Y esto no sólo por el efecto de las imágenes y símbolos religiosos que allí se encuentran, sino también por el ambiente que allí se respira... | |
¿Ídolo o imagen? La extravagancia de la idea general y de los pormenores es chocante. El cuerpo de la imagen, su gesto, nada deja trasparecer la pureza y la inigualable dignidad de la Madre de Dios. La imagen no instruye, no forma, no atrae... |
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